Lo había planeado todo con el mayor de
los cuidados. Tuvo la idea un miércoles por la noche, cuando todos dormían
cansados la rutina de la media semana. Antes había visto el anuncio en Internet,
pero en aquel entonces no se atrevía a soñar algo tan audaz. Sin embargo, esa
noche del miércoles, la envolvió un halo dulce y luminoso que ella identificó
como el alma de la libertad, olvidada hacía demasiado tiempo. Esa caricia
tibia, infinitamente placentera, le hizo abrir los ojos como nunca antes. En
medio de la oscuridad de su estrecha vida, de pronto lo veía todo; podía
discernir entre las cosas verdaderas y las apariencias, y el espíritu preso se
percató de que aquel cerrojo tenía llave…y la llave la esperaba encima de la
repisa, junto a todas las demás. Embelesada, disfrutó aquella sensación emancipadora
en lo que quedaba de noche, y a la mañana siguiente se sintió más viva que
nunca. Con una sonrisa amplia y brillante, se vistió y se arregló, soñando con
el evento. Sabía que sería grandioso, que si asistía, sería una experiencia
inolvidable. El ánimo la tenía flotando muy por encima de los cúmulos y nimbos,
más allá aun de los cirros. Sintiendo sobre su piel ese sueño divino, la mente
se le despejó y comenzó a analizar la situación. Serían sólo tres noches. Tres
noches y cuatro días en los que le pediría a la niñera que durmiera en casa
para acompañar a los chicos. Les dejaría varias comidas preparadas para
facilitarles su ausencia. Un taxi la llevaría y la recogería del aeropuerto.
Ella se quedaría con una amiga; aún le quedaban varias buenas amistades de la
época en que vivió en aquella ciudad, más de diez años atrás. Entre varias
líneas aéreas buscó la mejor tarifa en pasajes a Nueva York, hasta que encontró
los que se ajustaban a su horario y su bolsillo. Así se fue acercando poco a
poco a la meta. Resolvió todas las diligencias que tenía en lista desde hacía
tiempo, escogió la ropa perfecta para el viaje, alistó todo en casa y dejó a
los niños preparados. Llegado el momento de abordar el avión, suspiró pensando
en sus hijos, pero al mismo tiempo tranquila de saber que ellos estaban bien y
que se alegraban de que su madre al fin se decidiera a hacer algo solamente
para ella. Aprovechó el vuelo para descansar su emoción de niña con juguete
nuevo y al llegar a la Gran Manzana estaba llena de energía como cuando era
adolescente. Aprovechó el tiempo al máximo; sólo hacía lo que quisiera. Estuvo
consigo misma, disfrutando de su propia compañía. Recordó viejos tiempos y se
aventuró a pensar en el futuro. Las ideas burbujeaban en su cabeza como la
última sopa que había preparado tan sólo unos días atrás en casa. En medio del
peor frío invernal, caminó por las amplias aceras de aquella ciudad que, a
pesar del tiempo y la distancia, seguía siendo suya. Una por una fue
encontrándose con sus amigas, reviviendo anécdotas, poniéndose al día con sus
vidas, escuchando atenta y contando episodios de la suya. Probó algunos
restaurantes nuevos y repitió en otros conocidos mientras se acercaba el
instante que tanto había esperado. Una ansiedad primordial la embargaba; no
recordaba haberse sentido así en demasiados años. Se dirigió al lugar con
bastante antelación, hizo la fila junto a muchos más que tenían la misma meta
esa noche. Después de pasar un rato observando en detalle todo cuanto la rodeaba,
los porteros indicaron que la espera había llegado a su fin y la dejaron entrar
al recinto en medio de la vaguada humana en la que casi se ahogaba. Llegó hasta
su asiento, se quitó el abrigo, acomodó sus cosas de la mejor manera y se
entregó a la butaca que la recibía amable. Miró todo; no quería perderse de
nada. Deseaba que cada segundo, aquellas formas y colores quedaran impresos en
sus retinas. Sentada allí, se dio cuenta de que los años no la habían cambiado,
que su naturaleza era más fuerte que las circunstancias y que su esencia seguía
intacta. Esos momentos la hicieron descubrirse de nuevo como la mujer
apasionada que siempre le había caído tan bien; aquella a la que le brillaban
los ojos tan solo por la emoción de vivir cada día. En medio de tantas
sensaciones juntas, el corazón se estremeció con suavidad mientras el alma
sonreía, satisfecha. De pronto, todo oscureció. Unos acordes triunfales
inundaron la sala cubriendo todas las superficies, entrando por ranuras, pliegues
y poros, haciendo temblar todos los músculos de su cuerpo. Entonces, el evento
comenzó.
©2014 PSR
"El evento" aparece en A la sombra del mango, relatos de Patricia Schaefer Röder
Mención de Honor en los ILBA 2020
Por el estilo de las oraciones y cierto fraseo (elección de verbos, adjetivos), muy cortazariana. Esto con ánimo de elogio.
ResponderEliminarque bonita sensación!!!
ResponderEliminarGracias por compartir tu escrito que me emociona mucho, parece que me veo 😊
ResponderEliminar"Mencantaaaa"
ResponderEliminarCuando la lectura se hace tan amena......sólo entonces.....me siento tan cómoda y deseó leer y leer hasta el final.....esa maravilla.....tu lo logras....con tus hermosas pinceladas!!! Cierto amiga....el cuerpo envejece.....pero nunca el alma!!! Saludos
ResponderEliminarverdad
ResponderEliminarLindo lo que escribes
ResponderEliminarMuy bonito...
ResponderEliminarPatricia, como siempre: GRACIAS. Gracias por dejarte caer por aquí y, lo más importante, por invitarnos a jugar a pensar... Lo sé, tres verbos juntos no suenan muy bien, pero me ha salido así. Ojalá tuviera yo también un evento al que aferrarme de mi lejana juventud o de mi olvidada infancia. Pero, ¿por qué no? Puedo comenzar a moldearlo ahora mismo y así gozarlo, igual que tu protagonista, en el futuro. Gracias y un abrazo.
ResponderEliminarBello como siempre!!
ResponderEliminarMe encantó
ResponderEliminarnada mas?? ,yo esperaba atenta que pasara algo mas no se un desenlace fatal o una sorpresa agradable ,,,solo me quede con la intriga ,,,,,,,,,,,
ResponderEliminarQue exito Paty!
EliminarConsigue llevarme, transportarme a la sensaciones de la anticipación, a la ilusión…excelente!!
ResponderEliminarMe encanta “El evento” de Patricia Schaefer Roder porque me hace sentir parte de ese evento tan esperado, se siente tan bien planear algún viaje con ilusión y cuando al fin se logra, es difícil describir tan bonito tanta emoción. gracias.
ResponderEliminarMe identifiqué con ese recorrido con el que sueño muchas noches de mi vida. Muy bueno.
ResponderEliminarBueno
ResponderEliminar:) :)
ResponderEliminarGracias.
ResponderEliminarMuy bueno. Me ha gustado la fluidez y naturalidad de la narración. Cautivas al lector desde el comienzo, con el interés en aumento, para descubrir el desenlace. Enhorabuena.
ResponderEliminarBuenísimo y esperaba mas, un gusto leerte saludos.
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