LIBROS POR PATRICIA SCHAEFER RÖDER

¡Atrévete! Regala libros originales: A la sombra del mango; relatos breves. Yara y otras historias; 34 relatos, 34 sorpresas. Divina: la mujer en veinte voces; antología latinoamericana de cuentos. Andares; cuentos de viajes. Siglema 575: poesía minimalista; una nueva manera de vivir la poesía. Di lo que quieres decir: Antología de siglemas 575; resultados de los Certámenes Internacionales de Siglema 575. Por la ruta escarlata, novela de Amanda Hale traducida por Patricia Schaefer Röder. El mundo oculto, novela de Shamim Sarif traducida por Patricia Schaefer Röder. Por la ruta escarlata y Mi dulce curiosidad, novelas de Amanda Hale traducidas por Patricia Schaefer Röder, ganadoras de Premios en Traducción en los International Latino Book Awards 2019 y 2020. A la venta en amazon.com y librerías.

¡Encuentra mis libros en el área metro de San Juan, Puerto Rico! Librería Norberto González, Plaza Las Américas y Río Piedras; Aeropuerto Luis Muñoz Marín, Carolina.

Mostrando entradas con la etiqueta tranquilidad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta tranquilidad. Mostrar todas las entradas

jueves, 31 de diciembre de 2015

CASA


Cómoda estoy
junto a todos los míos
aunque a distancia.

Alivio siento
entre tantos recuerdos
libre del yugo.

Siempre al dormir
revivo melodías
musitando paz.

Aurora ardiente
crepúsculo tranquilo
estoy en casa.


©2015 PSR


miércoles, 24 de diciembre de 2014

P A Z (III)


Premio de vida
escondida y abierta
te encuentra mi alma.

Ansiosa bebo
tu brisa en acordes
tranquilízame.

Zurrón de nube
me das el gran arco iris
que me sosiega.


©2014 PSR

miércoles, 25 de diciembre de 2013

P A Z (II)


Plenitud total
desborda nuestras almas
arco iris sin fin.

Abres las vidas
trayendo armonía
dulce perfume.  

Zarabandas, mil
llenan los corazones
que parten su pan.


©2013


miércoles, 20 de noviembre de 2013

DIVINA



Divina es la mirada limpia que me devuelves
entre tantas otras que huyen incómodas
por miedo a los desconocidos
Divina es tu compañía
suave y tranquila
cual cielo albiceleste de verano
llenando de paz los lugares que habitas
Divina es la esencia femenina
genuina, impecable, madura
quinientas rosas que se abren
sublimando de tu cuerpo a cada instante
Divina es tu paciencia
infinita y sabia
reino de muchas inteligencias
particulares
simbióticas
que coexisten en complemento
Divina es la sensibilidad
que te hace ver más lejos
un arco iris rodeado por tormentas
dulce perspicacia que revelas
en nuestro trato
Divina es tu expresión insondable
llena de universos nuevos que explorar
quisiera pasear por tus ideas…
Divina es tu faz hermosa
diseñada con maestría y delicadeza
ojos profundos
boca delicada iluminada de sonrisas
cutis perfecto
Divina esa figura entera de diosa generosa
agradable
querible
amable
hogar de tu espíritu guerrero
indómito
Divinas las piernas que tanto te placen
estremeciéndote entera al roce de otra piel
nuevas manos
labios
pétalos
tierna y apasionada
Divina es la experiencia
que conviertes en arte
con la magia de tus letras
regalada a los demás
Divina es la luz que emana de tu alma
inundando todo de belleza
sutil
contundente
Divina eres
Divina siempre, querida amiga.


©2013 PSR


miércoles, 30 de enero de 2013

L U Z (II)


Lluvia de color
me llenas dentro y fuera
siempre cálida.

Ubicua eres…
en mis noches sin luna
lucen los astros.

Zurces mis sueños
iluminados de ti
con tonos de paz.


©2013 PSR


miércoles, 26 de septiembre de 2012

L I B E R T A D


Luz en lo oscuro
despierta mi conciencia
anestesiada.

Independencia
de pensamiento y acción
gaviotas libres.

Besan mi esencia
mil instantes eternos
intensamente.

Eres el sueño
de paz y tranquilidad
que bien persigo.

Respiro libre
dentro del arco iris
de la justicia.

Tantos escollos
mas mi alma me guía
hacia la dicha.

Alas muy grandes
sostienen mi decisión
y me protegen.

Dame un momento
la fuerza y el aliento
para vivirte.


©2012 PSR


miércoles, 30 de mayo de 2012

MUSA


Musa de mis días a todo color
has decidido esconderte
entre los grises más opacos.

Musa de mis noches nostálgicas
te desvaneces ligera
volviéndote polvo de estrellas.

Musa de mis amaneceres mágicos
tan llenos de ti…
tu recuerdo escapa en silencio
destiñéndose entre las sábanas.

Busco una musa real
que me despierte a la vida con un suspiro
regalándome la tranquilidad
del horizonte al atardecer
y que, en un instante mágico 
desborde mi existencia de paz
por siempre.

Te busco, musa
porque sé que existes
eres un ser de carne y piel
206 huesos movidos por un espíritu amable
un quintal de nervios
y mucha paciencia
…para soportarme.

Te busco, musa
quiero que ilumines mis días  
con la luz de tu mirada.

Te busco, musa
sorpréndeme con un abrazo
en la penumbra
acaríciame suavemente
bajo el sol intenso
dame tu mano cálida
en medio de la brisa.

Te busco, musa
para verte reír
plena de alegría
mientras compartes tus sueños
divinas confidencias
conmigo.

Te busco, musa
acompáñame a escribir
letras vivas, letras mías
que griten al viento lo que siento
cuando mi alma respira libre.

Te busco, musa
hay para ti un lugar en mi pecho
donde cómoda anides
para no irte más.

Te busco, musa
espíritu inquieto
contigo me elevo ingrávida
por encima de las nubes
volando a lugares insospechados
se encienden mis ojos de tonos nuevos
aromas dulces invaden mis entrañas
melódicos acordes de todas las esquinas del mundo
entonces
expongo el corazón henchido
mosaico de sentimientos puros
de nuevo encuentro el amor más genuino
bullendo dentro de mí
me engancho sin remedio
sonriendo de placer
abro la mente por completo
sublime inspiración
inúndame toda
exprésate desbocada
recuérdame que soy
dueña de mí misma
eternamente.


©2012 PSR


miércoles, 14 de marzo de 2012

PAPÁ (II)


Abro mis ojos en sueños
te busco, Papá.

Entre tantas obligaciones
en medio de la rutina
distingo tu silueta
tranquila
paciente
me acompañas en presencia
como siempre.

Cientos me rodean
esperando algo
cualquier cosa
no existe un instante sola
semana tras semana
al menos trae paz
a mi mente
tu recuerdo…

Me hablas
escucho atenta
tu risa franca
le regala una sonrisa
instantánea
plácida
tan profunda
a mi rostro.

Cuánto extraño nuestras charlas
de café y dulce por las tardes
cuando me contabas del mundo
de este y de otros más
con todas sus maravillas
miles de preguntas
saltaban a mis ojos
tan inquieta mi alma
y tú
siempre contestabas
en cualquier situación
tenías las respuestas 
¡todas ellas!
sin fallar.

Te busco, Papá
con los ojos abiertos
de par en par
en medio de mi vida.

Y ahora, al descansar
abriré los ojos de nuevo en mis sueños
para volverte a ver
una vez más.



©2012 PSR


miércoles, 28 de diciembre de 2011

F E L I C I D A D


Fiel solo a ti
es tu misión de vida
buscas la dicha.

En tu ser unes
mil hebras de colores
luces brillantes.

Limpias el alma
de mentiras, rencores
quedando pura.

Inquieta y libre
nos contagias a todos
bella plenitud.

Corazón amplio
henchido de emociones
sonrisa inmensa.

Invitas a andar
por este mundo grande
ayudándonos.

Dudas, nunca más
armonía divina
das tranquilidad.

Artista innata
rima mis versos nuevos
con tu música.

Dime que vienes
y respiraré libre
suspirando hondo…



©2011 PSR



miércoles, 21 de diciembre de 2011

V E R D A D


Vivir sin verdad
es nadar en el lodo
creyendo volar.

Eres belleza
de sentimientos puros
en mil colores.

Risa sincera
entre luces brillantes
corazón limpio.

Donde estés, verdad
sanas heridas graves
completamente.

Alma genuina
no eres en mentiras
respiras libre.

Date la verdad
vívela intensamente
tranquila y en paz.



©2011 PSR


miércoles, 16 de noviembre de 2011

SIGLEMA 575

SIGLEMA 575

Un siglema 575 es un poema que se escribe en base a las letras de la palabra o palabras que definen su tema y que constituyen su título, el cual queda representado en mayúsculas, como una especie de acrónimo. Cada estrofa posee tres versos, de los cuales la primera palabra del primero debe comenzar con la letra correspondiente a la sigla que le toca. La métrica es 5-7-5, con rima libre. Por su naturaleza acrónima, las diferentes estrofas deben poder funcionar independientemente como un poema autónomo que trate el tema en cuestión, y en conjunto, como parte de un poema de varias estrofas que gire alrededor del mismo tema. En un siglema 575 hay tantas estrofas como letras posea el título.

Patricia Schaefer Röder, 15 de agosto de 2011.


Véase también: 

Algunas consideraciones sobre el siglema 575
Patricia Schaefer Röder 




P A Z

Por fin respiro
estoy conmigo misma
encontrándome.

Años buscando
tranquilidad, sosiego
por todas partes.

Zarpo alegre
mi barca es el alma
yo, su capitán.


©2011 PSR
Otros siglemas 575:





miércoles, 8 de diciembre de 2010

ARTEMISA


Con una sonrisa en los labios
y mil estrellas en la mirada
te vas
amiga querida
bálsamo de mi alma.

Partes…
al fin estás preparada.
Maduró la vida
llegó el instante
de cambiar de aire
en medio de otra luz
y, dejándote envolver
por aromas desconocidos
sentir un nuevo calor.

Eres, Artemisa
bella por dentro y por fuera
perfectamente natural
naturalmente tranquila
dueña de una risa fácil, fresca
genuinamente sencilla.
Noble como la tierra
amazona valiente
capaz de guerrear
ganando todas las batallas
en cualquier frente.

Tu casa es la selva
con sus duras leyes.
Donde sea la lucha
en cualquier lugar
en medio del caos
la claridad de tu alma
transmite sosiego y paz
a quienes tienen
la gran dicha
de conocerte.

Siempre ahí
dondequiera que estés
vas vinculada a tu entorno
formando lazos irrompibles
con los tuyos
con todos nosotros
familia de sangre y carne
afecto y espíritu
puro corazón
sentimiento
siempre paciente
siempre pendiente…
Cobijando a los demás
proteges el equilibrio natural
humano de mil defectos
delicado, primordial
en armonía perfecta
infinita.

Llegó el buen momento
la campana del reloj
anunció la hora precisa
de terminar este capítulo
desamarrando delicadamente
cualquier resto de atadura
soltando, deshilvanando
rompiendo remaches
cortándolo todo por lo sano
…siempre por lo sano
liberándote plenamente
para al fin respirar en paz.

Te vas sin alejarte
mirando siempre al frente.
Aunque ya no te abrace
amiga mía
tu presencia continúa aquí
eternamente plácida
infinitamente serena.

Es tiempo de darte un tiempo
tu alma lo sabe
tu mente también
te dejas llevar por ese espíritu
que te mueve con firmeza
indomable pero dulce 
empujándote suavemente
hacia tu nuevo lugar.

Partes, Artemisa
acompañada de mil luceros
partes, eterna cazadora
alma errante
pero no demasiado
siempre partes…
Partes el dolor por la mitad
llegando precisa
con cada una de tus flechas
certeras
exactas
al blanco deseado.

Creces
te renuevas sin parar
por mérito propio
alcanzas
tu triunfo personal.
Querida Artemisa
abre la ruta de tu destino
quitando malezas
allanando el camino
con aplomo y cuidado
rodeada de quienes te merecen.
Sigue hacia adelante
sonrisa al sol
y recuerda que
en medio de este espacio inmenso
siempre estaré a tu lado.


©2010 PSR


miércoles, 22 de septiembre de 2010

FRENTE AL FUTURO

Sentada en el malecón mirando el mar me tranquilizo. Ver su inmensidad, sentir su fuerza imbatible conteniendo tanta vida, saber que nos proporciona mucho del oxígeno que respiramos y del alimento que nos nutre, y ver las olas que nunca dejan de moverse me hace comprobar que el tiempo no se detiene, el camino siempre continúa y que al final todo estará bien.

Todos nacemos con el mismo potencial para ser dichosos, aunque las circunstancias en que nos desarrollemos sean infinitamente variadas. Sea cual fuere la nuestra, siempre queremos y buscamos que todo esté bien, porque así es como debería ser, ¿no? Lamentablemente, de tanto en tanto comprobamos que no es así. A pesar de que pongamos mucho de nuestra parte para ser felices, a veces suceden cosas que, como enormes barricadas, se van amontonando dentro y fuera de nosotros, impidiendo que alcancemos la tan anhelada dicha. Es entonces que debemos reaccionar y actuar con más ánimo y energía para deshacernos de las cosas negativas que se interponen en nuestro camino.

Concibo la felicidad como un estado espiritual; todos la llevamos dentro, tan sólo debemos activarla para que se muestre en su máximo esplendor. Somos felices cuando nos sentimos satisfechos por algún logro, cuando nos complace poseer o disfrutar alguna cosa o situación. La tranquilidad es uno de los elementos que más contribuye a nuestra felicidad. La salud es otro, igual que el amor. Si nos sentimos sanos, en paz y contentos, muy probablemente no nos haga falta mucho más para percatarnos de que somos felices. Entonces, pasamos el interruptor y dejamos que la felicidad nos inunde y se desborde por nuestros ojos, boca, piel, cabello, músculos, voz y alma.

Cuando somos felices de pronto nos damos cuenta de la existencia de tantas cosas bellas que nos rodean e instintivamente suspiramos. Comenzamos a respirar muy hondo para incorporar en nosotros todo aquello que disfrutamos y nos hace bien, lo dejamos dentro por unos momentos para que nos llene e impregne nuestra alma y luego lo dejamos salir de golpe para que regrese donde estaba y nos siga envolviendo y abrigando. Al recordar un sueño bonito también suspiramos y muchas veces sonreímos. En todo caso, cuando somos felices se nos nota, y eso es bueno porque podemos contagiar a los demás, aunque sea por un rato.

Me siento feliz cuando hago sonreír a alguien; más aún si logro hacerlo reír. Y si ese alguien es un desconocido, mi felicidad se multiplica. Aquí en Puerto Rico es fácil hacer reír a la gente, tal vez porque los boricuas son más tranquilos y tienen buen humor. En las calles se siente la buena disposición y la alegría de la gran mayoría, cosa que en otros países lamentablemente se ha perdido. Los puertorriqueños son educados y tienen esa paciencia isleña que tanto bien les hace para sobrellevar la rutina del diario vivir con sus altos y bajos.

Me encanta comprobar que la gente se respeta entre sí a pesar de cualquier diferencia que pueda existir, dirigiéndose al otro sin odios ni rencores infundados. Poder hablar con alguien y que no me respondan de mala manera es algo muy agradable; y que las conversaciones sean a un volumen bajo es extremadamente cómodo, lo admito. Todo es apacible aquí, incluso el tono de voz del boricua. Definitivamente, es fácil acostumbrarse a las cosas buenas que no encontramos en otras partes.

Muy cerca de Venezuela, en pleno Mar Caribe, Puerto Rico tiene una naturaleza, unos paisajes y una raza muy parecidos a los de mi país. Me he enamorado de esta bella isla y de su gente; lo encuentro todo tan similar a lo que solía ser Venezuela antes de irme, hace no muchos años atrás, cuando éramos felices y no lo sabíamos. El puertorriqueño es tolerante y no discrimina; vive y deja vivir a los otros. Es amistoso y buen anfitrión, quiere que los demás se sientan bien en su tierra. No concibe la injusticia y se compadece de los demás. Tiene esa picardía que hace que sus ojos brillen cuando sonríe, porque afortunadamente, aún tiene motivos para sonreír. Y una de las cosas más importantes: aquí todavía se puede disfrutar de la vida y ser feliz.

Vivir en este bello país que me ha abierto sus puertas para seguir creciendo como persona es un regalo invaluable que aprecio profundamente. Aquí me siento arropada, libre y dueña de mis derechos; no temo por mi vida por el sólo hecho de salir a la calle o de poseer algo de valor que lleve conmigo; puedo opinar sin pensar que me echarán de mi empleo o sufriré alguna otra represalia; los servicios públicos funcionan; la calidad de vida le permite a la gente salir adelante y trabajar para convertir sus sueños en realidad; existe la solidaridad porque todos aquí están conscientes de que comparten el mismo suelo y la misma historia, con sus aciertos y sus fallas.

Llegué a Puerto Rico con mi familia hace algunos años ya, por razones laborales. Mis hijos han pasado más de la mitad de sus vidas aquí, disfrutando de la tranquilidad que brinda este trocito de tierra antillana. Como madre que soy, cuido a mis hijos y velo por ellos. Trabajo para darles una buena educación y un futuro sólido en el que crezcan como ciudadanos de bien en un país libre, de la misma manera que lo hicieron mis padres conmigo en aquella Venezuela bella y próspera donde tuve la suerte de nacer. Al igual que tantos otros, mis padres emigraron de su país en busca de un mejor porvenir y llegaron a esa tierra de gracia con mil sueños y dos maletas. Mi caso fue diferente; fui a hacer una especialización profesional en el exterior para luego regresar a casa y poner en práctica lo que hubiese aprendido, pero en el camino mi vida cambió y me mudé a otro país. Eso fue ya hace 16 años. En todo ese tiempo he vivido en diferentes sitios sin dejar nunca de sentirme venezolana; eso no es algo que se borre por el simple hecho de pisar otro suelo. El amor es un sentimiento profundo que llevamos dentro y no depende de cuán cerca o lejos nos encontremos de aquello que amamos.

Hoy aquí, tan cerca de mi tierra natal, y viviendo en paz y con libertad, puedo ver a mis hijos a los ojos con la tranquilidad de saber que, con los valores morales y éticos que les enseño, serán responsables de hacer realidad sus propios sueños sin tener que seguir forzosamente un guión ideológico preconcebido, sin dejarse llevar por odios ni rencores prestados ni discriminaciones artificiales, tan sólo haciendo lo que les dicte la conciencia y la razón. Tendrán el poder para buscar y encontrar su propia felicidad; y eso solamente se puede lograr en libertad. Yo he tenido la fortuna de entender todo eso que me inculcaron mis padres y ahora se lo transmito a mis hijos como algo imprescindible, impostergable e imperativo en la vida. De nosotros y de nadie más depende lo que resulte de ellos; nuestro presente es la semilla de su futuro. Tan sólo debemos dar el ejemplo demostrándole a la siguiente generación que de verdad aprendimos las cosas importantes que nos enseñó la anterior.

Estamos claros; cada quien sabe exactamente lo que debe hacer.



©2010 PSR

miércoles, 17 de marzo de 2010

SONRISA

Hace mucho tiempo, no recuerdo exactamente dónde, leí una de esas frases de moda de la filosofía popular que me dejó marcada profundamente: “Una sonrisa no cuesta nada y vale mucho”. Sospechándome hoy en día casi la última representante de la corriente del “paz y amor” y del nacimiento de la era de acuario, recuerdo haber sentido en ese instante cómo todo el mundo a mi alrededor de pronto se iluminaba y me permitía comprenderlo mejor. Mi corazón se quedó quieto un instante y desde adentro algo golpeó mi pecho y mi garganta, y en mi piel había un cosquilleo tibio y delicioso. Totalmente identificada con la frase, la hice mía y la pongo a prueba todos los días de mi vida.

La sonrisa es una de esas cosas maravillosas que tenemos los seres humanos. Me encanta ver a la gente sonreír y reír; es una experiencia profunda y placentera que me da mucho más que un largo discurso sobre la paz o la alegría. Disfruto una sonrisa como quien aprecia una obra de arte; me maravillo ante ella, la detallo, interactúo con ella y me dejo invadir por lo que me transmita: felicidad, placer, sosiego, alegría, aceptación, seguridad, paz, afirmación, complicidad, incluso nerviosismo, incomodidad o algo de vergüenza. Mi ser reacciona ante una bella sonrisa desde adentro hacia afuera; el pulso se acelera levemente y siento la sangre tibia fluyendo por todo el cuerpo, desde los dedos hacia el tronco, concentrándose alrededor del corazón, subiendo por el pecho y cuello a la cabeza y quedándose allí, llenando cada resquicio. Entonces, a ambos lados de mi rostro tibio, la reacción es inminente y me dejo llevar por toda esa delicia, sonriendo yo también.

Siempre me he fijado mucho en la sonrisa de la gente. Como todos, en mi vida me he topado con infinidad de sonrisas distintas. Las sonrisas son como nuestras huellas digitales, características y únicas; vienen determinadas por la genética y la imitación de los gestos de quienes nos rodean cuando niños. Pero a pesar de que fisonómica y anatómicamente el estilo de sonrisa de cada uno se mantenga a grandes rasgos, nunca hay dos sonrisas iguales, simplemente porque cada quien tiene un repertorio de sonrisas según lo que sienta o quiera comunicar en cada instante. A veces una mirada se convierte en sonrisa y luego en abrazo; en otras oportunidades cambia por completo el orden de conversión, y hay casos en los que podemos sonreír con los ojos o los brazos, abrazar con una sonrisa o con los ojos, o mirar con los brazos. De hecho, existen sonrisas que primero son abrazos y luego miradas…

Hay quienes tienen la sonrisa como carisma o don divino en beneficio de los demás, aun sin saberlo. Puede que estén conscientes de que tienen una bella sonrisa, pero no todos conocen sus propiedades. La sonrisa puede ser terapéutica tanto para el que la da como para quien la recibe. Cuando sonreímos, iluminamos todo a nuestro alrededor y eso nos complace, elevando nuestro espíritu. Y cuando alguien nos sonríe, esa misma luz llega a nosotros y nos envuelve en su calor sublime, regalándonos amor. Es como participar en un acto de magia pero sin el truco, porque todo es absolutamente real.

Al sonreír —y al reír— nos llenamos de emoción e incluso nos permitimos escapar de nosotros mismos por un instante. En una sonrisa sincera y espontánea, nuestros ojos, piel, sangre y brazos se contagian de ese sentimiento y participan en un concierto maravilloso dirigido por el corazón de quien sonríe hacia el corazón del que recibe la sonrisa. La sonrisa es el preludio delicioso de la risa, el primer paso en la liberación del espíritu.

Por supuesto, a mí me encanta sonreír y reír; disfruto al máximo la rara oportunidad en que alguien quiera sacarme una buena risa, ya que pareciera que nadie tiene tiempo para esas faenas en estos días (todos estamos ocupados intentando ganarle la carrera al tiempo, sin saber que la perdimos inexorablemente desde el mismo instante en que accedimos a competir), cuando en realidad esas son las mejores cosas de la vida, los momentos en que damos y recibimos alegría. Con respecto a mi sencilla sonrisa de labios cerrados, sé que no es precisamente de las arrebatadoras, y aunque tal vez sea plácida para algunos, ciertamente no es una gran sonrisa, pero es la que tengo y la que puedo compartir. Y pensando en ese dar y recibir, me percato que desde siempre me ha gustado hacer reír a la gente. De alguna manera siento que tengo la facultad de darle algo de alegría a quienes me rodean, y eso para mí es invaluable. Como la inmensa mayoría, no soporto ver sufrir a nadie; tal vez por eso busque constantemente darle la vuelta a las cosas, a veces de la forma común, y otras veces de alguna otra manera inesperada que sorprende a los demás. En todo caso, no es algo premeditado ni ensayado; quienes me conocen saben que sencillamente soy así por naturaleza. Por suerte, a la gente le parecen cómicas algunas cosas que hago o digo, y así los hago sonreír y reír; eso me tranquiliza y me hace feliz.

Hay sonrisas que relajan, otras que apasionan; unas deslumbran y otras abrigan. Las sonrisas pueden consolar, liberar, elevar, alegrar, apaciguar, solazar, alentar, emocionar, perdonar, disipar la oscuridad, vencer el miedo y dar paz. La paz… algo tan importante que llevamos dentro y sin embargo a veces se nos hace tan difícil de encontrar. Últimamente ando buscando paz como quien busca un trocito de pan. Mi alma vaga íngrima, huérfana de tranquilidad, andando y desandando mil caminos cada día en busca de paz, pero todo lo que encuentra son fragmentos desiguales esparcidos por doquier, que no parecen pertenecer a ninguna figura conocida. De vez en cuando he tenido suerte, ya que a lo largo de la ruta he encontrado algunas personas que tienen el maravilloso efecto de darme algo de paz, de tranquilizarme, de calmarme, y me he dado cuenta de que todas ellas son dueñas de una gran sonrisa. Supongo que ambas vienen juntas en el mismo paquete: la cualidad calmante y la sonrisa. Esa sonrisa sanadora me ilumina, me da sosiego, me tranquiliza, me arropa y me abraza, dándome calor y protegiéndome de todo, a veces incluso de mí misma; me hincha de emoción y me da alas para volar muy alto. Es una sonrisa curativa que me regala parte de la paz que tanto anhelo. Y aunque no todo el mundo posee una sonrisa así, que tenga ese efecto medicinal sobre mí, he tenido la enorme suerte de disfrutarla y estoy infinitamente agradecida por ello. Es el mejor regalo que puedo recibir en cualquier momento; no se gasta ni estorba, no se llena de polvo, no envejece y siempre me hace feliz. Si no tengo cuidado, me volveré adicta a esa sonrisa y tendré que hacer algo por verla todos los días de mi vida, sea cual sea el precio. Pero por fortuna, una sonrisa no cuesta nada y vale mucho…


CARISMA

Voy buscando sosiego
concentrada
con los párpados apretados.
A veces
muy rara vez
creo sentirlo cerca
abro los ojos para descubrirlo
pero no…
es inútil
vuelve a evaporarse
se me esconde
mis pasos perdieron su pista
hace mil años
en la oscuridad.

Voy camino a la locura
inevitablemente.
Voy buscando un remedio
para mi alma golpeada
mi ser deshidratado
seco, árido, salado
disecado en jirones fríos
alrededor
de aquel corazón sangrante
que no logra cicatrizar
por la ausencia
de aire y luz.

Pasa el tiempo
avanzan mis pasos
a ciegas
a tropezones
a rastras
a saltos
a duras penas…

Sigo el sendero
de mi destino
en piloto automático.
De pronto
sin aviso ni señal
en medio de tu rostro
atento
dos líneas horizontales
ajustadas entre sí
ligeramente sinuosas
intersectan mi ruta cansada
prolongándose raudas
siempre juntas
a cada lado
enviándome prestas
en direcciones opuestas
simultáneamente
sin final.
Comienzo a divisar
tenue, ligero
un primer intento
destello inocente
deseando ingenuo
convertirse en rayo.

Poco a poco
justo sobre la barbilla
aquellos dos trazos llenos
paralelos perfectos
suaves
amables
serpentean leves
tímidos
breves
infinitamente hermosos
dulces
abriéndose lentamente
o quizá más rápido.
Dos bordes delicados
sutiles
espontáneos
se separan curvos
cóncavos
dando paso
ineludible
infalible
al reflejo de mil soles
y una luna ardiente.

Entonces
al fin
me invade plena
la calma…



©2009 PSR

miércoles, 23 de diciembre de 2009

ALMA GEMELA

“…Alma gemela, no sabía que existías. Eras un concepto extraño, etéreo, totalmente ajeno a mi realidad. A pesar de que soy sensible a tantas cosas intangibles, ignoraba que pudieras ser. Pero hoy, sin buscarnos siquiera, nos encontramos y de inmediato lo supe: hemos estado revoloteando por cada lado, vibrando en sintonía sin percatarnos, rozando nuestra energía levemente en algún cruce fortuito y siguiendo nuestros espacios por separado, cuando en realidad todo eso no era sino una danza en gran espiral loco que nos acercaba cada vez más al inevitable encuentro.

Nunca te busqué; no me hacía falta nadie más. Andaba contenta por la vida coleccionando almas bellas que aparecían solas, a las que abría las puertas para que entraran a vivir en mí, y que llevaba conmigo como parte de mi existir. Incluso hace tiempo te dejé entrar a ti también, sin saber que luego te descubriría como mi espejo. El destino hizo lo suyo; detalles casi imperceptibles se fueron acumulando modestamente en un rincón del ser, hasta que de repente, un buen día de sol y brisa, mi alma se tropezó con ellos y te descubrí a su lado, cuidándolos como quien quiere impedir que el viento revuelva las hojas recién barridas del otoño.

Vivimos en dos mundos paralelos sin puente conector. Sin embargo, siento tu presencia como algo palpable y totalmente real, a pesar de las dimensiones que nos separan. Cada vez te vuelves más imprescindible para mí; imaginar que en cierta medida es recíproco me llena de felicidad y desasosiego a la vez, ¡qué ironía! Nunca me había pasado algo tan fuerte y bello en la vida; sentimientos que se vuelven físicos de la manera más intensa que haya podido registrar mi cuerpo. Un calor perenne en la cabeza que se concentra hacia los lados y la nuca. Una sensación de ardor, vacío y llenura en el estómago, en las entrañas, en el pecho encogido. Una tibieza repentina en el torso y una taquicardia suave pero inminente. Un estar todo el día con tu recuerdo en la mente y el corazón, sin poder registrar hambre ni sueño. En fin, todo mi sistema está trastornado. Esta situación lo está desequilibrando y no puedo hacer nada al respecto. Y sin embargo, de algún modo un tanto masoquista, disfruto a plenitud este sacudón de emociones que trajiste para recordarme que aún estoy viva y que soy capaz de sentir de la manera más sublime. La sonrisa se volvió dueña de mi cara de tanto recordarte. Se me hace prioritario saber de ti; lo necesito para estar en paz conmigo misma y con el mundo. ¿Qué te puedo decir? Contigo me siento arropada; me transmites tranquilidad, me llenas de tu paz y eso me hace bien. Nuestras conversaciones nutren mi alma y me elevan vertiginosamente. A pesar de que me sé una persona espiritual, le has dado un significado aún más profundo a esa espiritualidad; un alcance universal e insospechado que me libera plenamente. No puedo evitar querer verte a cada instante; escuchar tu voz y sentir tu abrazo cálido en una muestra del más puro sentimiento de amistad incondicional. Sabes que estoy a tu lado para acompañarte en cualquier circunstancia que te depare el destino. Nuestras almas se reconocieron y desde ese instante crecen juntas, aunque nuestras realidades sean diametralmente opuestas. Es una verdad contundente que perdurará por toda nuestra existencia; algo que nadie nos quitará jamás.

Además del gran afecto que crece veloz y fuerte, siento un enorme y profundo respeto hacia ti, tus ideas y tu manera de vivir. Me parece que eres un ser humano excepcional y me siento muy orgullosa de poder compartir momentos contigo, con todo lo que eso implica; sueños, gustos, vivencias, opiniones. Y sobre todo, me siento verdaderamente honrada al recibir de ti tantas manifestaciones de cariño, junto al inmenso regalo de tiempo de tu parte; lo más preciado y escaso que hay. No te imaginas lo importante que todo esto es para mí; haber encontrado una persona como tú, en la que además puedo ver el reflejo de mi alma.

Me siento extremadamente cómoda contigo. No tengo que usar ninguna máscara ni esconderme detrás de un disfraz; puedo ser yo misma, y eso me da una libertad incalculable, total. No tienes una idea del gran bien que me haces. Los momentos que compartimos son un respiro, a la vez que me llenan de vida, de alegría y de optimismo. Me he vuelto adicta a tus poemas, tus sueños, tus palabras bellas, las imágenes y las expresiones fuertes y emotivas con las que me cuentas de tus amores y tu vida. Por favor, no dejes de hacerlo nunca. Es para mí un honor saberme lo suficientemente importante como para que me confíes algunas de tus cosas, y te lo agradezco de corazón, no sabes cuánto.

Eres un alma de luz que ilumina todo a su alrededor, sin final a la vista. Tu historia me inspira y me intriga; eres una de las personas más generosas y apasionadas que he conocido jamás, y me da una alegría indescriptible poder confiarte esto con todo el cariño y la admiración que te mereces. Deseo que seas inmensamente feliz, como lo soy yo por habernos reencontrado. Anhelo que todos tus sueños se hagan realidad; que encuentres a la persona indicada para compartir tu vida, sin que ello signifique excluirme de tu ahora continuo e infinito. No podría resistir tu ausencia deliberada; enfermaría de tristeza sin antídoto alguno para mi mal, y eventual y calamitosamente sucumbiría ante tan enorme pena. Me da miedo extrañarte porque sería una prueba de que no te tengo. Sin embargo, sé que estás conmigo de una manera mucho más profunda, y eso me llena de dicha. Espero que lo que tenemos ahora no se acabe jamás, para que siempre estemos presentes en el corazón, la mente y la realidad mutua.

Sabes que te quiero. Por favor, nunca lo olvides…”.


©2005 PSR
fragmento tomado de un trabajo en proceso