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miércoles, 15 de enero de 2014

VENEZUELA (II)

mi corazón vuelve a tropezar
por enésima vez
con tu realidad titular
magullada de lado a lado.

muchos te han cantado
(me incluyo, alegre e ingenua)
recordando con nostalgia
tus paisajes mágicos
aquel sol caribeño
la música, el sabor y la belleza
que albergan tus parajes.

hoy te siento extraña
presiento que, en la distancia
ya las fachadas no me distraen…
hoy veo tu corazón
latiendo a destiempo
secuestrado por el odio
de quienes nunca te han amado.

entre las más bellas
eres la más maltratada
de nada vale el maquillaje
ya no son moretones
son heridas a tajo vivo.

todos se aprovechan
mintiendo te prostituyen
eres esclava sin dignidad
de tus agresores de turno.

el honor se destiñó
como cuento de camino
en un pasado
que, de lejano
ya se siente irreal.

los sueños se convirtieron
en muecas sádicas
llenas de un horror descarado
burlesco
las vidas de tus ciudadanos
valen lo mismo
que el humo
de un camión destartalado.

admítelo
los buenos padres
no educan a sus hijos
para ser delincuentes.

miseria, ignorancia, pobreza
corrupción, crimen, abuso
violencia, mediocridad, engaño
asesinatos, irrespeto, trampa
robo, terror
impunidad…
palabras vacías
convertidas en clichés
en diarios que no pueden circular
por la censura
y la falta de papel.

tanta gente noble
viviendo tal horrenda pesadilla
la ironía es cruel
todos saben que los honestos
siguen siendo mayoría
pero aquellos buenos
sienten en sus cuellos
cómo el grillete del miedo
se estrecha un poco más cada día.

¿qué será de todos
cuando se apague la última esperanza?

mi corazón vuelve a tropezar
por enésima vez
con esa terquedad infinita del espíritu
que no me deja descansar
me acerco confiada
soplo suavemente los maderos ardientes
buscando avivar la cálida llama
en el alma del bravo pueblo.


©2014 PSR


miércoles, 27 de julio de 2011

CARACAS

Julio 2011. Apenas llego a Caracas e instantáneamente comienza a rebobinarse mi memoria junto a mis sentimientos. A pesar de que suelo visitar a mi familia casi cada año, cada vez que vengo, siento que regreso después de pasar una vida entera afuera. Recuerdo claramente que antes, la sola idea de vivir en otra parte que no fuese Venezuela era algo insólito para mí; nunca me vi siquiera protagonizando ningún sueño parecido. Es así, simplemente soy venezolana; una caraqueña que no puede y no quiere eliminar la semilla de concreto y monte que persiste en ella después de cien siglos y a pesar de incontables nuevas vivencias. Si bien es cierto que me sé tan venezolana como cualquiera, con demasiada frecuencia se me quería hacer sentir extranjera aquí mismo, en mi propia tierra. Y aunque intentaba no darle mucha importancia a tantas palabras sin sentido, no puedo negar que de vez en cuando me haya tropezado dentro con esas vetas de confusión y molestia. Así es la vida; ahora que llevo tantos años viviendo afuera, donde realmente soy extranjera, me siento cómoda: toda una ciudadana de un mundo que cada vez se encoge más.

Soy caraqueña y siempre lo seré. Aún puedo decir que he vivido la mayor parte de mi vida aquí, en este pedacito de trópico. Mi infancia tranquila, llena de mañanas frescas y tardes soleadas al aire libre, mangos maduros y paseos por parques verdes, llena de escuela y amigas que continúan siéndolo. Mi adolescencia y mis veintes casi enteros, apasionados de amor y cultura, de cines y museos, de fiestas, de cafés, de subidas al Ávila y salidas en grupo.

Eso fue hace tiempo ya. El destino me llevó a vivir en varios países diferentes y estoy segura de que aún me tocará establecerme en otros lugares más. Pero a pesar de los kilómetros y los años de ausencia, desde que regresé a casa por primera vez, siempre me sucede lo mismo: salgo del avión y mi alma vuela atrás en el tiempo, escapando veloz rumbo a una época luminosa, tan fácil de vivir, tan genuina, intensa, plena… De pronto me veo reencontrándome conmigo misma, redescubriendo una vez más mi familia, mi casa, mi ciudad y mi país.

Al volar hacia el pasado por ese túnel del tiempo improvisado que me lleva desde el avión hasta el terminal del aeropuerto, las imágenes de Caracas que evoca mi mente no encuentran su reflejo en mis pupilas. Me invade un desconcierto total. Después de unos instantes de pánico vuelvo a comprobar que la ciudad sigue viva y cambia con cada respiro que da. Mi bella Caracas ha pasado por tantas situaciones, unas veces amables y otras extremas, que la han hecho madurar a la fuerza y crecer desesperadamente, sin poder encontrar la relación sana entre los dos eventos, abandonándose más bien al crecimiento hueco y a la maduración tardía de un gigante con problemas serios de aprendizaje. Sin duda es una ciudad con muchísimos desafíos, con infinitos contrastes que le dan un aire pesado de metrópoli apocalíptica por un lado y una tenue brisa fresca, vanguardista y tropical, por el otro. Desde siempre, mi ciudad ha tenido problemas de memoria, desechando las cosas buenas que tradicionalmente han funcionado, para aventurarse a tantas innovaciones desconocidas y de calidad dudosa. Para quien no la comprende, Caracas se asemeja a una criatura quimérica, llena de fragmentos más o menos acabados que no guardan relación entre sí. Sin embargo, quienes la conocemos y amamos, sabemos que la ciudad en su valle y sus alrededores es tan noble que recibe cualquier adquisición sin chistar, ajustándose de buena gana a la prótesis de turno.

A Caracas la han engañado demasiadas veces y no se cansan de hacerlo a cada instante. Prometen limpiarle las heridas que le causan quienes tanto la maltratan, mientras le pintan futuros próximos y lejanos de mil colores estridentes que la enceguecen y la dejan delirando en sueños ansiosos, baratos. Ciega por tanto humo e ilusiones vanas se vuelve mi ciudad, sin escuchar consejos ni razones. La verdad es que cada vez escucha menos; más pronto que tarde la ciudad se está quedando sorda, yaciendo inmersa en sí misma, una colmena enorme que no puede apagar el zumbido de fondo que la enloquece poco a poco. Muchas veces le duele la cabeza cuando sin cesar intenta que su lado derecho e izquierdo cooperen y trabajen juntos para lograr una tarea, frecuentemente sin llegar a ningún resultado. La madre leona ruge de impotencia cada vez que alguien es víctima de la delincuencia y el crimen, cuando el temor envuelve a sus crías, y se frustra al ver que el pánico perenne las vuelve indolentes o agresivas. Se ha hecho adicta a los antidepresivos y los calmantes para sobrellevar los tiempos turbulentos que la arrastran sin piedad.

Hoy, mi amada Caracas está maquillada para el aniversario de la Independencia. Con un colorete ligero refrescaron el rostro de la Sultana de 444 años recién cumplidos, le hicieron un nuevo peinado y una caricia en la mejilla. Remozada por fuera, la bella matrona sufre de mala circulación. Sus venas y arterias están taponadas y a veces el cuerpo no quiere hacerle caso, pero al igual que toda Venezuela, su sangre es color vinotinto y tan solo eso le basta para hacer latir fuertemente su corazón.

En estos momentos, Caracas tiene tantas cosas en su contra que a veces la gente no sabe qué responder cuando le pregunto qué es lo que más le gusta de ella. Para mí, sin embargo, la respuesta sigue siendo muy fácil: el Ávila, que no se rinde y sigue acompañando a su amada pase lo que pase, la vida cultural que llena el espíritu de quienes se dejan envolver por su manto, y sobre todo mi gente; los de siempre, los de ahora: todos aquellos que me iluminan, me mueven y me hacen sonreír, son lo mejor de mi ciudad.

No me canso de comprobar que a lo largo del tiempo la historia se revela cíclica, con altos y bajos… Así, tengo la certeza de que en un futuro no muy lejano, Caracas se recuperará y saldrá airosa de lo que la aqueja. Como todo, esto también pasará.


©2011 PSR

miércoles, 1 de septiembre de 2010

VENECIANA

con el alma hinchada
de emoción
una vez más
llegué a ti
hoy
vengo de muy lejos
para visitarte
compartir contigo
de nuevo
gran amiga de siempre
hermosa sin igual.
hace tanto tiempo ya
crecimos juntas
despreocupadas
sembrando recuerdos
ahora lejanos
…demasiado.
amable y digna
te conocen
te sabemos
entre las demás.
compañera de la niñez
caminando por la playa
confidente de mi adolescencia
dibujando florecitas
en los cuadernos de clases
celestina de mis veintes
invitándome a soñar bonito
me dabas alas
volando juntas entre las nubes
lejos, muy lejos
y más aún
viviendo aventuras bellas
para siempre regresar.
hoy que al fin te abrazo
otra vez
te veo
querida amiga
distinta
lejana
gris
ese color nunca te lo había visto…
vas caminando
entre tus propias sombras
opaca
tu brillo se melló
poquito a poco
sin que recuerdes dónde
ni cuándo.
tanto has cambiado
casi ni te reconozco
tu mirada
un tanto perdida
te delata
no quieres admitirlo
mueres de miedo
en el fondo
sabes que él te odia
sólo quiere dominarte
¿cómo te enamoraste de él?
¿cómo empezó tu tortura?
¿cómo no lo viste antes?
¿cómo pudo engañarte?
¿cómo pudo suceder todo tan rápido?
¿cómo puedes soportar tanto daño?
¿cómo sigues viviendo este infierno?
¿cómo vas a liberarte ahora
si te tiene prisionera
en tu propia casa?
dime: ¿cómo?
…¿cómo?
y sobre todo: ¿hasta cuándo?
un ojo hinchado
moreteado
rojo cardenal
en medio de tu eterno gris
“tiene razón, debí tener la cena lista”
“tiene razón; el bebé no para de llorar
es su temperamento”
“tiene razón porque le sonreí al gringo
es muy celoso”
“él es así pero en el fondo me quiere”
sólo son más excusas
que inventas
justificando su violencia
esa ira desmedida
cada día
siempre más excusas
para disculpar tu pasividad
paralizante
aterrada
aterrorizada
gélida y abrasadora a la vez.
cabizbaja
exprimes tu existencia
la arrastras por trozos
día a día
entre puños al alma
a la cara
al cuerpo indefenso
en nombre del amor
que dice sentir.
mes a mes
eternamente
pagas rencores
ajenos
el irrespeto es perenne
sabiéndote madre
descuida tus necesidades
no tienes hogar
te quita el sustento
se acaba el alimento
sigues sentada en la oscuridad
sola
seca
desamparada
mientras él te deja
atrapada
maniatada
el corazón amordazado
la voz silenciada
en mil gritos ahogados
castrando tu libre albedrío
mutilando tus sueños
uno por uno
lento pero seguro
entre empujones modernos
vejaciones creativas
innovadoras
mil insultos
odios inmerecidos
viscerales
despiadados.
año tras año
grita que te ama
luego te azota
viola tus derechos
todos
violenta tu humanidad
entera
una y otra vez
para después regalarte
cualquier prenda
de fantasía
barata.
encerrada
temes salir
es mejor no hacerlo
nunca se sabe
si regresarás
con vida
si te encuentran.
la pandilla entera
te engaña
prometen todo
el cielo en la tierra
palabras huecas
frases recicladas
clichés eternos
todo es mentira
nada es real
sólo el hambre
en tus entrañas
que resuenan vacías
en medio de la lluvia
la misma lluvia eterna
que amenaza con arrastrar
tu vida
y la mía.
ilusa te maquillas
quieres siempre ser bella
qué difícil es tapar
tantos golpes
profundos
demasiadas magulladuras
lilas
verdes
negras
nuevos colores
demasiado tristes
no puedes disfrazar
mil cicatrices
con una sonrisa
trémula
torcida
que en cualquier momento
se convierte
en mueca pavorosa
de terror.
envuelta en miseria
y miedo
todavía crees
aquellos cuentos de hadas
que suenan incesantes
en tu memoria
tú, la princesa bella
protagonista eterna
sí, es cierto
eres la actriz principal
mas en esta historia triste
nadie desea actuar.
con chantaje
manipulación
quien se dice tu amante mayor
cada día sin falta
te hace beber veneno
mientras reprime severo
las arcadas
para evitar que lo devuelvas
tanta maldad hacia ti
sin razón
una y otra vez
castigos injustificados
miedos
horror.
tranquila
más bien resignada
sabes que esta noche
te dará lo que dice que mereces
una dosis de violencia
caramelos de rencor
cubiertos de veneno.
noble como pocas
todos te admiraron
siempre
en el fondo
saben que eres fuerte
estoica
valiente a la vez
persistente
nada te parece demasiado
cuando te sacrificas
a cada momento
por tus hijos
enfermos
deprimidos
tristes
amargados
divididos.
insistes en soñar
que a la larga todo cambiará
por sí solo
prefieres creerlo
te resulta más cómodo
“más vale malo conocido
que bueno por conocer”
comentas
mientras diligente
atiendes tus heridas
infectadas
profundas
demasiado recientes.
cuánta pena me causa
tu dolor constante
diario
tan sólo dime, querida
qué puedo hacer ahora
mientras espero impaciente
que caigas en cuenta
de la triste realidad
en la que te dejaste arrastrar
por inexperiencia en el vivir.
con el alma partida en dos
me encuentro aquí
viéndote
abrazándote
queriendo convencerte
de que sí hay una salida
antes de que sea demasiado tarde
¡no claudiques, por favor!
te quiero tanto, amiga mía
eres parte de mi vida
siempre lo serás
aunque la distancia
se esfuerce tanto en desteñir
la voluntad de mi presencia
perenne
junto a ti.



©2010 PSR