LIBROS POR PATRICIA SCHAEFER RÖDER

¡Atrévete! Regala libros originales: A la sombra del mango; relatos breves. Yara y otras historias; 34 relatos, 34 sorpresas. Divina: la mujer en veinte voces; antología latinoamericana de cuentos. Andares; cuentos de viajes. Siglema 575: poesía minimalista; una nueva manera de vivir la poesía. Di lo que quieres decir: Antología de siglemas 575; resultados de los Certámenes Internacionales de Siglema 575. Por la ruta escarlata, novela de Amanda Hale traducida por Patricia Schaefer Röder. El mundo oculto, novela de Shamim Sarif traducida por Patricia Schaefer Röder. Por la ruta escarlata y Mi dulce curiosidad, novelas de Amanda Hale traducidas por Patricia Schaefer Röder, ganadoras de Premios en Traducción en los International Latino Book Awards 2019 y 2020. A la venta en amazon.com y librerías.

¡Encuentra mis libros en el área metro de San Juan, Puerto Rico! Librería Norberto González, Plaza Las Américas y Río Piedras; Aeropuerto Luis Muñoz Marín, Carolina.

Mostrando entradas con la etiqueta a. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta a. Mostrar todas las entradas

miércoles, 4 de noviembre de 2015

AMOR

-->
Amaneciendo, Alex abrazaba a Andrea. Afroditas asidas al auténtico antojo, ánimas ávidas atrapaban arterias apretadas alrededor, anilladas, anudadas, alucinando arenas ardientes, antorchas apocalípticas avolcanadas, apezonadas. Aunque avanzaban ansiosas, aquellas amantes anunciaban al ambiente aludes amorosos, arrinconando al atributo arrobado.

Ante alcoba apacible, Alex avizoraba ágapes amorosos agigantados albergando alforjas amplias aprovisionadas, albedríos alborozados. Andrea, Artemisa argéntea, añoraba activamente amamantar apetecibles astros animados, arropando amoldada anatomías ausentes. 

Atraídas al área ardiente, ambas anfitrionas arrancáronse atrevidas atributos arcaicos, apoderando anteriores apariencias apostadas; ahora apuradas ante argumentos antepasados. Abriéndose al albor ambarino, Alex, Amazona aceitunada, aró ávida ánforas atadas a albicelestes ancas ardientes, algodonadas. Alabándola, Andrea alardeaba artes al agitarse; apuraba a Alex a amarse alborotadas al abreviado atardecer anónimo, alcanzando alturas astronómicas. Alex, aspirando acelerada, adentraba alma: aire, agua, aromas azules, al ámbito agreste, alegre, azaroso, atrapando ambigüedades apasionadas.

Alimentando alientos áureos, Andrea, acertada, amasó abundantes aceites aderezados almacenados, acariciando a Alex acentuadamente. Alex, almohada acoplada, acomodó alas amarillas angulosas, articuladas; aves azucaradas acicalando a Andrea. Arqueándose azoradas, ambas amantes ávidas arrancaron azucenas albas, amapolas, al anochecer aplomado, armónico, antojándoseles antiguos ángeles anclados a alcobas aledañas.

Alunadas, alumbradas, amantadas, afroditas artistas aproximaron armonías arrebatadoras ante ampliado altar amatorio, acariciándose adelante, arriba, afuera, atrás, abajo, adentro; ascendiendo al apogeo, arañando arrogancias anónimas aprensivas, amnésicas. “¡Amor! ¡Amor!”, aseveraban airosas Amazona, Artemisa; águilas ágiles aleando alejadas, aisladas, ambas altamente agradecidas, aclamando al amor auténtico, afortunado, aflorado, agradable, aseado. Anocheciendo, andaban ajenas al albur áureo alcanzado; alhaja ahora ahogada ante alaridos amativos antojados, ansiosos, aplaudidos.

Años anteriores, Andrea amaba a Alex apoyando apreciablemente aprendizajes apresurados, aprobando alguna acción ardiente, apretada, alborotada, abierta, ágil ante audiencias atorrantes, arrogantes, axiomáticas, amargadas, alacranadas. Apenas antes, Alex, Andrea, amantes atónitas, actuaban armadas ante ataques anónimos, asociados, agrios, agudos, atribuidos al astuto atropello atrevido, acumulado, aumentado; animadas avanzando audaces al abrir aletas auspiciosas. Ahora, al aventurar avatares, aún atraviesan ávidas algunas áreas alejadas avejentadas, avinagradas, afortunadamente aisladas. Asombradas al ampliar ambos asuntos, amadas amantes advirtieron amenazas, ataduras arcaicas, agónicas, asemejando aspectos asonantes, ásperos. Apremiadas, apartaron automáticamente aquellas aventuras, aprovechando aspectos amnésicos anteriores arrimados al argumento anárquico alterno.

Aclarando, acogiéronse a acometer, acompañadas, adheridas, acrobacias acuarianas adoradoras, afectuosas. Aquí, allá, alzábanse alteradas, avizorando arcángeles, árboles, almendras, avellanas, arcos; andamios articulados ascendentes al amplificado aprecio apostado. Amaneciendo auroras actuales, Alex, Andrea, aliviadas, ajustadas, almibaradas, acariciándose aterciopeladamente, aprovechan asegurar anatomías ancestrales: anteceder abrazos al acto amatorio augurado; antepasados apropiados amistosos, auténticos, afirmándose así, acertadas, al avivado amor apasionado: al amor abierto, amén.  


©2015 PSR

viernes, 28 de noviembre de 2014

LA GRANJA


Ajada, ya tan cansada, Sara lavará la casa mañana. La maraña rasa la alza, calmada. Sara canta tantas nanas al alba, tantas nanas para Ana, para andarla a la cama. “Mamá”, habla Ana, “¿amas a Ana?”. Sara clama, agradada: “Mamá ama más a Ana; más, más, más; Mamá ama más a Ana”. Dama alta, Sara manda a Carla a salar las alas. Carla salta a la carpa, amarra las pavas calvas, mata las aras grasas, arranca las patas, saca las caballas aplastadas, atascadas a las cajas rasas, casca la caña, amasa las trazas para la gran bacanal. “¡Santa Marta sagrada!”, ladra Adán, al andar la manada marcha larga atrasada. Vacas, cabras mansas, atrapadas, Adán las traspasa ‘trac-trac’ a la paja, al arpa, a las balas. Aplaza la trampa hallada para más atrás. Agazapada, a rastras, Sandra labra la granja. Abarca ananás, papas, batatas, naranjas, manzanas; plantadas atrás, agarradas, abaratadas. Harta hasta la palma, Sandra marca la traca anaranjada. “¡Hasta mañana, Ña Sara! ¿Agrandará las sábanas blancas?”, clama Sandra, amargada. “Mañana, mañana, Sandra. Mañana hará la lavada Ña Sara”. Al hablar parada, Sara planta tardanzas a Sandra, Carla, Adán. Acabadas, a las barracas, Carla, Sandra, trazan zanjas a las canas. Ya a casa, Adán da caza a Yara a la hamaca altar. Yara da calda a Adán. Apapachada, Yara ama más a Adán. A la casa-granja, agachada la cara, Sara alcanza a sacar la trama lanar hallada para dar la mama a Ana. Hasta la paz cansada, ya tan ajada, Ña Sara lavará la casa mañana. “Mañana, Sandra. Mañana. Mañana Ña Sara lavará la casa”, Sara habla palabras claras a Ana calmada.
 

©2014 PSR

miércoles, 13 de junio de 2012

TAUTOSIGLAMA

Un tautosiglama es un tautograma compuesto en el que las palabras que lo constituyen comienzan con las letras del título escrito en forma de siglas, en el mismo orden que llevan. El título del tautosiglama representa el tema que se desarrolla en el texto. Por su naturaleza acrónima, el título queda escrito en mayúsculas. 

© Patricia Schaefer Röder, 8 de mayo de 2011


P A N

­—Panadero Antonio, ¿no pediste alguna nuez para adornar nuestro pan?
—¡Ay no, pues! ¡Armindo, nunca puedes amañar nimiedades primarias! ¡Ahora no pidas alcachofas naturales para añadir naranjas primorosas!
Antonio nunca prueba algo nuevo precozmente; Armindo no para, audaz, narrando presumido argucias necias, principalmente ante negociadores provocadores, admirados, negligentes. Paradigma alimenticio: nadie puede abrir negocios por añoranzas neuróticas, pero algunos neófitos proceden a navegar partiendo audazmente necesidades, pormenores. Alzados, nunca pretenden atraparse negativamente, puestos alternos, nerviosos. Pasteleros ambos, ni pudiendo alejarse noblemente procederían a nuevas pretensiones.
—Antonio, ¿nunca pusiste ajo nutritivo para ambientar nupcias?
—¿Perdón? ¡Ay no, pues! ¡Armindo, nota por allí nubes precocidas al nivel postrero!
—Ahora nada pasa, Armindo, nada… Pásame acrisoladas natillas, panecillos, aromáticos néctares, panes armados nuclearmente…
Pobres amigos nudosos, productores artesanales, nativos, panaderos aristocráticos, novatos.


©2011 PSR


Otros tautosiglamas:



miércoles, 1 de junio de 2011

IRA

Irma Roberta Aranguren iba rauda al invernadero rompiendo angustiada implementos rústicos antiguos. Impertinente, raía animales inertes, retorcidos, apestosos. Irma renunció a interesantes rutas abiertas, insistiendo repetitivamente a instancias robadas, armadas, intuitivas. Riendo alebrestada, invocaba reliquias ardientes intentando resquebrajar algo importante, real, amado. Ira, rabia, amargura; impaciente roía alterada, indignada, resentida. Ahora incluso rodaba altanera infinitos rudimentos azarosamente, incrustándolos anteroposteriormente, rotunda, impacientemente. Renegada, afligida, Irma reñía a Irma, reprendiéndose arrebatada, insolente. Rumiando alterada, incansable, renegaba áspera, impaciente, riñas anteriores inevitables, rabiosas, acaloradas. Intencionada, rencorosa, arrancaba impávida retazos amarillentos, índigos, rojizos. Inversamente, repercutían ahora indicios reveladores, abiertos; impostores reales atroces, imbéciles. Riñéndole, ahora intuyó represalia automática; Irma Roberta amenazó instantáneamente, rozándola astuta, intensa, rabiada, atolondrada. Irrefrenable, repudiada, asqueada, Irma remedola altanera, invocando remilgos artificiales, idóneos rugidos actuados, increíblemente robotizados, acentuados. Irma Roberta Aranguren iba retorciendo a Irma; relegando apasionada, intranquila, rabietas, arranques, idioteces. Restregando afanosa, Irma roía ahogada, internamente, rosas arrugadas, iluminadas, robadas, aserradas. Inminente, rotunda, asertiva, Irma repudiaba a Irma, refrenando asqueada intrusiones románticas antiguas, impetuosas, resueltas, absueltas. Irma Roberta Aranguren iba reptando al invernadero, rajando altisonantemente individuos robustos, antigüedades inútiles, recicladas, atrasadas. Iba regurgitando a Irma, recelosa, autoritaria, implacable. Irma robaba ansiosa, impúdica, retrasada, a Irma, regañona ambivalente, irresoluta, rechiflada, atolondrada. Iba rumiando agresivamente inviernos repletos, aberrados. ¡Irma, recrudece a Irma, remátala apremiantemente, Irma Roberta Aranguren!


©2011 PSR

miércoles, 24 de marzo de 2010

ARREBATO

Apenas amanecía aurora adentro; amorosa, acelerada, Adelaida Amparo Ambrosio adelantaba apresuradamente ambas actividades, alternándolas: ambientación—arreglo—ambientación—arreglo—ambientación… Ayer, acostumbrada, alicaída, anulada, amargada, Adelaida ató al animal arisco al árbol antiguo adyacente al acantilado, aprovechando alguna ausencia aparente, animándose a acabar al amanecer. Activa, abrió antes allí afanosamente arca, alforja. Aunque ansiosa, azuzó, acosó, acorraló, arrastró al área al aterrado adversario animal, atacándolo agresiva, abominable, aborreciéndolo agudamente. Atroz, amenazante, avivada, apasionada, asestó azotes atolondrados, aguijoneaba, arrancole abundantes apéndices acentuados, asquerosos, atribuidos al apestoso arruinado absceso, ajusticiolo ahorcándolo, alzolo arriba arrebatada, arrojando alto al abismo áureo arca, alforja, añadiendo adentro al animal anteriormente alborotado. Así, acostumbradamente abreviada, accesible, Adelaida afirmó amplia advertencia al aglomerado auditorio amigo asociado. Acabando, aliviada, aplomada, atractiva, Adelaida Amparo Ambrosio adelantó alegre ambas actividades, ambientando—arreglando—ambientando—arreglando…


©2009 PSR