Sentirse en casa es el trayecto.
Estar en casa es la meta.
Sentirse en casa es descubrir el idioma
de tus padres en la televisión.
Estar en casa es salir a la calle y
escuchar el acento de la infancia en boca de toda la gente.
Sentirse en casa es oír gaitas en
diciembre.
Estar en casa es ir a los amaneceres
gaiteros.
Sentirse en casa es preparar un plato
tradicional.
Estar en casa es comer ese mismo plato
preparado por tu mamá.
Sentirse en casa es ver una película con
paisajes de tu terruño.
Estar en casa es caminar por los senderos
de esos paisajes.
Sentirse en casa es hablar con tus amigos
por videollamada.
Estar en casa es tocar a la puerta de tus
amigos y darles un abrazo.
Sentirse en casa es charlar con la luna.
Estar en casa es ver los atardeceres de
la adolescencia.
Sentirse en casa es gozar un día de
playa.
Estar en casa es volver a Morrocoy y a
Choroní.
Sentirse en casa es comer lechón y pasteles
de plátano.
Estar en casa es comer hallacas, pernil, pan
de jamón y ensalada de gallina.
Sentirse en casa es brindar con coquito
en Navidades.
Estar en casa es tomarse un Ponche Crema.
Sentirse en casa es hablar español
universal para que te entiendan.
Estar en casa es hablar venezolano y
saber que te entienden.
Sentirse en casa es oír el “Burrito
sabanero” en una tienda.
Estar en casa es cantar en familia “Si la
Virgen fuera andina”.
Sentirse en casa es dejarse deslumbrar
por la luz y los colores del Caribe.
Estar en casa es saberse parte de la luz
que produce el colorido.
Sentirse en casa es disfrutar un maví en
la playa.
Estar en casa es saborear una chicha con
hielo.
Sentirse en casa es comer un pastelillo
salado.
Estar en casa es desayunarse un cachito
de jamón con un café con leche en la panadería.
Sentirse en casa es tomar cursos de
Educación Continua en la IUPI.
Estar en casa es visitar a mis profesores
en la Facultad de Ciencias de la UCV.
Sentirse en casa es una foto.
Estar en casa es el álbum entero.
Sentirse en casa es ir y venir.
Estar en casa es pertenecer.
Sentirse en casa es maravilloso y
placentero.
Estar en casa es divino e inigualable.
Sentirse en casa es el momento.
Estar en casa es la eternidad.
El corazón se siente en casa.
El alma vive en ella.
Sentirse en casa es crecer y hacer una su
propia vida con lo que tiene a mano.
Estar en casa es regresar con el alma a
un pasado que sabemos no será más.
De pronto, nos damos cuenta de que nunca
nos hemos alejado de la casa, porque ella habita en nosotros al igual que
nosotros dentro de ella. La verdadera casa es única, está hecha sobre los
cimientos de nuestro pasado y lleva en sus muros las piedras de la historia de
cada uno. Como tortugas, la casa crece con nosotros, la llevamos a todas partes
y en todas partes estamos en casa. Cada quien es su casa; esa es la verdad.
© PSR 2016