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miércoles, 5 de marzo de 2014

MISERIA


El sudor sulfúrico te delataría si no vivieras en aquel codo ciego de la cloaca principal de la ciudad. Aunque insistas en bañarte en una mezcla de colonias puedo percibir las partículas hediondas que exudan los pliegues inmundos de tu piel pegajosa. Te acercas en silencio, absorbiendo todo el aire limpio que encuentras a tu paso y exhalando vapores tóxicos. No tengo escapatoria; esta vez me atrapaste en el momento más vulnerable.

En medio del horror, no puedo sino sentir una infinita lástima por ti. Demasiados complejos, demasiada inseguridad, demasiada pobreza de espíritu. Demasiados miedos cristalizaron, convirtiéndote en este monstruo abominable, rebosante de la más pura envidia, del más genuino rencor. Un ser que destila odio de una manera casi sublime. Transformaste el abuso y el maltrato en un arte oscuro con el que violentas a tus víctimas de mil maneras distintas. Tanto amor, tanto tiempo invertí, intentando hacerte un ser humano… un ser humano. Sin embargo, todo fue inútil; el veneno que corre por tus venas no tiene antídoto.

Te inclinas sobre mí, imponiendo tu silueta mórbida en medio de las almas oscuras que te rodean. Tu rostro busca el mío, creando un vacío gélido por el cual intento escapar, y que traspasas chupando el calor y la luz agonizante que aún emite mi alma aterrada. La distancia se acorta cada vez más. En la penumbra, percibo el aliento a hiel que despide tu boca descompuesta. Es el fin; sé lo que me espera. Vas a ejecutarme con un beso envenenado, quemando mi garganta con tu saliva corrosiva. Entonces, mi vida se desintegrará jirón a jirón, volviéndose una masa amorfa, inerte, amontonada en la misma cañería junto con tus miserias. Así, te nutrirás de mí hasta que caiga tu próxima víctima… o hasta que las ratas al fin se den cuenta de que no eres mejor que ellas.


©2012 PSR


miércoles, 4 de septiembre de 2013

BARAHÚNDA

 
Calladita te ves más bonita… Eso no se dice, Papá te pega… No puedes porque eres niña… Dios te va a castigar… Haz caso y no preguntes… Quien obedece no se equivoca… Los varones que tienen muchas novias son machos, las niñas no pueden tener muchos amigos porque son putas… Los varones que gritan tienen carácter, las niñas que gritan son histéricas… El hombre es el cerebro y la mujer el corazón… Cuando te cases, toma un curso de “cómo ser una buena esposa” para aprender a atenderlo como él se merece… Cumple siempre con tu deber de esposa sin objetar nunca nada… No molestes a tu esposo con tus tonterías cuando él llegue cansado del trabajo, más bien atiéndelo como se merece; sírvele un trago, luego la cena y déjalo ver televisión en paz… Al fin y al cabo, el trabajo de la casa no es nada y es tu deber tener todo limpio y recogido, los niños listos y la comida hecha… Debes complacer siempre cualquier antojo que se le ocurra a tu esposo… Para el esposo, la mujer debe ser una santa frente a los demás y una puta en la cama… Debes vestirte como le guste a él, llevar el cabello como él quiera y si te lo pide, agrandarte los senos también… Debes mantenerte siempre bella y en forma sólo para él, aunque él mismo se ponga viejo y gordo; recuerda que “el hombre es como el oso”, pero tú no… No puedes tener amigos hombres, únicamente amigas mujeres… No puede existir amistad entre un hombre y una mujer… Tu esposo es la representación de Dios en el hogar, la cabeza de la familia y el jefe de la casa, es tu dueño y es quien decide lo que debe hacerse… Las hijas deben ayudar en los quehaceres del hogar porque son tareas de mujeres… A los varones siempre hay que servirles… Cuando el hombre habla, la mujer calla… La mujer siempre debe obedecer sin objetar nada… Por el pecado original, la mujer pare con dolor y su deseo la arrastra al marido… Eva hizo que Adán probara la fruta prohibida… Las mujeres son sucias y pecadoras por naturaleza… Las mujeres son la perdición de los hombres… La mujer debe soportar cualquier vicio, humillación o infidelidad de su marido y debe perdonarlo siempre, porque los hombres tienen otro carácter y otras necesidades diferentes de las mujeres… La verdad es que las mujeres no tienen necesidades… La buena esposa debe sacrificar su vida por su marido, sin importar la suya; debe seguirlo en cualquier circunstancia, en toda situación y momento… La mujer se debe por entero a su esposo y su familia; su familia es la prioridad mayor, quedando ella misma en último lugar… La mujer es inferior al hombre… Al fin y al cabo, la mujer depende del marido porque ella misma es incapaz de lograr nada… La mujer necesita del marido para que la mantenga… La mujer no tiene el carácter, la fuerza ni la resistencia para alcanzar el éxito en el trabajo… A la mujer hay que ponerla en su lugar para que respete, para que sepa quién manda… Lo que pasa es que él es muy impetuoso y tiene mal carácter… Nunca pongas en tela de juicio las enseñanzas, las tradiciones, la cultura y la religión; todas ellas están por encima de ti y siempre ha sido así… No se puede cambiar algo que ya lleva tantos años instituido… Lo que ha unido Dios en el cielo, que no lo separe ningún hombre en la tierra… El matrimonio es un vínculo indisoluble, aún en caso de maltrato, engaño, falta de amor, odio… Te mereces el marido que tienes, Dios te lo mandó por algo… Cada quien debe llevar su carga a cuestas, y la tuya es tu marido… Más vale malo conocido que bueno por conocer… Acostúmbrate, mira que todas pasamos por eso… Si te grita es porque es muy hombre… Si te cela es porque le importas… Si te pega es porque te quiere… Cuando te insulte, no te lo tomes a pecho; sabes que no es eso lo que quiere decir… Él te golpea, pero en el fondo te ama; el pobre no sabe expresar sus sentimientos… No importa lo que te haya hecho, él dice que te adora, que le des otra oportunidad, que no lo volverá a hacer… Debes salvar tu matrimonio a toda costa… No te quejes; puede que no seas feliz, pero al menos tienes marido…

No podía pensar en nada. Demasiado ruido, demasiados años viviendo con toda esa interferencia de fondo que me producía un cortocircuito perenne en la mente, anestesiando mi alma. La mujer en el espejo me miraba sin entender y yo no era capaz de sostenerle la mirada; mucho menos de ordenar mis ideas para explicarle siquiera el comienzo. Despertando respiro a respiro de aquel letargo, mi vista comenzaba a perderse entre los surcos de su cutis buscando desesperada mi propia verdad, cuando de pronto suspiró, me sonrió con gran dulzura, dio la vuelta y se marchó. Y yo la seguí.


©2013 PSR


miércoles, 15 de mayo de 2013

IMPUNIDAD

 
Todo el día correteaba a los niños más pequeños por el patio de la escuela. Les arrebataba los juguetes y los destrozaba. Presos del pánico, los arriaba hacia una esquina. Allí los insultaba, les escupía, los empujaba, los pateaba y los amenazaba con golpearlos hasta reventarse los nudillos. De lunes a viernes ejercitaba sus dotes sádicas, inclemente, alimentándose del miedo que sembraba en aquellos chicos. Y cuando una vez su mejor amigo le preguntó por qué lo hacía, simplemente contestó sonriendo: “¡Porque puedo!”.

©2013 PSR


miércoles, 20 de marzo de 2013

IRRESPETO


Ilegítimo
es quien te ha vendido
por su perversión.

Ríe, se burla
siempre fuiste su esclava
obedeciendo.

Roba tu esencia
cada día un poco más
hasta secarte.

Existes sola
con los recuerdos dulces
que imaginaste.

Sabes que eres tú
quien lo ha dado todo
sin nada a cambio.

Partida en dos
entre tantos escombros
te pisotea.

En medio de ti
negándose a morir
sonríe el alma.

Tragas tu orgullo
siempre por el qué dirán
aquellos otros.

Otra mentira:
dice ser quien te ama
sin respetarte.


©2013 PSR


miércoles, 7 de marzo de 2012

GRITA, MUJER


Grita, mujer
tu espíritu guerrero
te lo exige.

Grita, mujer
desconcierta a quien te apresa
él te conoce sumisa
…sabes que no se lo espera.

Grita, mujer
impídele que rompa tu esencia
o lo que queda de ti.
Grita más
no permitas que riegue
tu ser, tus vísceras
gelatinosas
tan pegajosas
por las habitaciones.

Grita, mujer
dale voz a tu alma
deja que las venas se llenen
del combustible de vida 
en tu cuello delicado.

Grita, mujer
eres toda corazón
que se impone tenaz
sobre quien te esclaviza.

Grita, mujer
tanta perversión
demasiada crueldad
de quienes te rodean
solo justifican tu existencia gris.
¡No les creas!

Grita, mujer
exige lo que siempre ha sido tuyo
tu sonrisa de sol y luna
brillante
como infinitas estrellas
tu risa limpia
llena de música
puro cariño que emana cálido de ti
en mil arco iris de flores.

Grita, mujer
demuéstrate viva. 
Respira hondo
y grita…
grita con todas tus fuerzas.


©2012 PSR



miércoles, 31 de agosto de 2011

A B U S A D A

Abres la puerta
y tu vida escapa
sin más remedio.

Buena esposa
siempre allí para él
incondicional.

Utilizada
vejada, abusada
todos los días.

Sangra tu alma
el amor que profesas
gota a gota.

Actriz perfecta
sí, estás convencida
todo está bien.

Dime, amiga
¿eres feliz así?
No lo pareces…

Alza tu alma
recobra la libertad
…vive de nuevo.


©2011 PSR


miércoles, 9 de marzo de 2011

LA MUJER

El Día Internacional de la Mujer. Cien años de luchas organizadas, y tanto que queda por hacer. Hay tantas cosas que se han dicho sobre las mujeres y sus maravillas, tantos clichés inundan las mentes de la gente, tantos sentimientos evoca un rostro femenino. El triste hecho es que todos conocemos a las mujeres como seres fascinantes desde cualquier ángulo: mezclas de misterio, ternura, sensualidad, fortaleza, heroísmo, terquedad, nobleza, pasión e instinto de supervivencia; pero en el fondo no nos gusta recordar que generalmente tienen todas las de perder. Sin embargo, estoy orgullosa de saberme parte de ellas, que en su afán de perdurar e imponerse dignamente, siguen desafiando la realidad despótica que les tocó vivir. Me cuesta creer que miles de millones de mujeres maltratadas en todo el mundo celebren este día “internacional”. A pesar de tantos esfuerzos, no han llegado a ellas los avances de las campañas por la reivindicación femenina; en la práctica ni siquiera las ha alcanzado el movimiento de los derechos humanos por el respeto o la igualdad como individuos.

Tanto camino recorrido por la humanidad, tanta historia, tantos siglos y tantos supuestos avances de las civilizaciones, y aún hoy en día las mujeres siguen siendo víctimas de sociedades, religiones, sistemas y hombres que las dominan y abusan de ellas de todas las maneras posibles. A mis ojos, todavía no hemos terminado de salir de las cavernas, y realmente nos falta bastante para acercarnos a la luz.

No voy a convertir esto en una descarga feminista contra los hombres, es solo que la realidad femenina de cada día me intranquiliza, llenándome de coraje y tristeza a la vez. Aunque compartimos la naturaleza humana desde el punto de vista biológico, evolutivo y espiritual, las mujeres y los hombres son diferentes en su esencia. Es cierto que hay buenas y malas personas independientemente de su género, pero lamentablemente, los hombres que de verdad respetan a las mujeres son pocos. De hecho, son demasiado pocos. Y como el mundo sigue casi en su totalidad en manos de la gran mayoría de los hombres, las mujeres no tienen mucha oportunidad de mejorar su situación de manera significativa. Las mujeres siguen sometidas a leyes discriminatorias hechas por hombres que en su momento estaban totalmente convencidos de su superioridad frente a ellas, y aunque hoy en día se percibe un ligero avance en las legislaciones de ciertos países, demasiadas veces los cambios no van mucho más allá del papel.

Aunque hay sociedades más primitivas y otras supuestamente más avanzadas, en todas, las mujeres son vejadas. No existe justificación para el maltrato físico y emocional que soportan las mujeres en cada rincón del planeta. Hay momentos en los que percibo sobre mi piel el odio enfermizo que sienten algunos hombres hacia las mujeres únicamente por su género. Un odio inmenso al que solo le encuentro explicación en el miedo a lo desconocido y en la intimidación que se experimenta frente a quienes resisten tantas afrentas estoica y dignamente.

Las mujeres constituyen una minoría social, y como tal, están marginadas en distintos aspectos que muchas veces les impiden desarrollarse a plenitud. Todavía hay demasiados pueblos que violan los derechos humanos de las mujeres, anulándolas con la excusa de la tradición cultural o la religión, sobre todo entre los grupos fundamentalistas. Se les acusa de ser el motivo de perdición de los hombres, lo que justifica vejarlas mediante diversas prohibiciones de comportamiento o vestimenta; a veces incluso a punta de insultos o castigos corporales. Es inconcebible que todavía haya mujeres condenadas a lapidación a consecuencia de la puesta en práctica de leyes anacrónicas, machistas e injustificablemente crueles. De la misma forma, la peligrosa circuncisión y mutilación femenina con la excusa de ritual cultural, solamente existe para mantener a la mujer en total sumisión frente al marido. Y no olvidemos el aborto de las hijas hembras por preferencias culturales y sociales… Esta misoginia cultural y religiosa, junto con la diferencia en sus derechos comparados con los de los hombres, mella irremediablemente el espíritu de las mujeres, que continúan siendo vistas como una simple propiedad y todavía hoy se saben menos valiosas para sus maridos que un animal de carga. Como mujer, no puedo evitar sentirme ofendida cada vez que me topo con un escenario aberrado como esos.

Si bien a lo largo del tiempo han surgido mujeres importantes que influyeron de manera decisiva en diferentes episodios de la historia de la humanidad, ellas constituyen casos aislados, ya que la inmensa mayoría no ha podido levantar cabeza desde el mismo instante que les dieron por primera vez con el garrote. Entre tantas otras cosas, se les ha condenado a muerte con la excusa de ejercer la hechicería, son vendidas y esclavizadas con fines sexuales, son víctimas de crímenes de odio únicamente por su condición femenina y han sido convertidas en objetos con la excusa de hacerlas deseables para los hombres, con el solo fin de complacerlos. Por eso mismo ha surgido la exigencia irracional de una gran parte de las mujeres, de ajustarse a ciertos cánones de belleza que les impone la población masculina. Ciertamente, es delicioso sentirse deseada, pero debo reconocer que me desconcierta el hecho de que a tantas mujeres les importe más lo que piensen los hombres que lo que ellas mismas puedan querer o pensar a la hora de escoger la ropa que se pondrán. Tiendo a ver un problema de autoestima aquí, tal vez porque siempre he sido de la opinión que cada quien debería cuidar su aspecto para sentirse bien consigo mismo; al fin y al cabo, nosotros somos las personas más importantes en nuestras vidas.

Las mujeres tienen una voluntad y una fuerza interna tremendas. Son quienes gestan y paren los hijos, los cuidan y se ocupan del resto de la familia. Para la inmensa mayoría de la gente, este hecho hace suponer que ellas son responsables del mantenimiento del hogar, con la obligación innata de servir al marido y la familia. Del mismo modo que la crianza de los hijos, el trabajo del hogar es uno de los más arduos y poco reconocidos, y nunca se da por terminado. Así que, con el paso del tiempo, muchas mujeres perciben una presión excesiva por parte de la familia, el trabajo y la sociedad, que las hace sentir utilizadas. Al no recibir a cambio el respeto y agradecimiento de los demás, se ven abandonadas y con la autoestima lastimada. Entonces corren el riesgo de deprimirse y recurrir a alguna gratificación externa como el alcohol o los fármacos. Me duele tanto saber de casos como estos con demasiada frecuencia.

La percepción tergiversada de una misma actitud por parte de los hombres o las mujeres resulta injusta como mínimo. Si un hombre tiene varias relaciones al mismo tiempo, la sociedad sonríe y lo llama mujeriego, mientras que si una mujer hace lo mismo, la condenan y la llaman prostituta. En realidad, ambos solo son promiscuos, pero la mujer se gana los insultos con la excusa de que es o será madre, y por lo tanto, es distinta del hombre.

Para cualquier mujer, ser madre es una opción, no una obligación. En general, los instintos más primordiales llevan a las mujeres a cuidar de los demás, pero esto no significa que necesariamente deban tener hijos o casarse; estas son decisiones muy personales en las que no debería influir la cultura, la religión ni la familia. Tener hijos es algo muy hermoso y muy serio; son el compromiso más grande en que se incurre a lo largo de la vida. Hay mujeres que aparte de ser madres desean realizarse en los estudios o laboralmente; hay otras que necesitan trabajar para vivir. Me desalienta comprobar que aún existen demasiados obstáculos en cuanto al avance profesional y laboral con la excusa de que los hijos puedan distraer o impedir el rendimiento de estas mujeres en el trabajo. En general, las mujeres reciben una menor remuneración que los hombres por llevar a cabo la misma tarea, y en demasiados casos la mano de obra femenina es abusada con malas condiciones laborales, algunas incluso esclavizadoras. No, las mujeres no disfrutan de los mismos derechos que los hombres. Igual pasa con la educación escolar y universitaria, a la cual demasiados millones de mujeres en todo el globo todavía no tienen acceso.

Me extraña un tanto cuando escucho a diferentes personas afirmar que en ciertos países desarrollados la situación de la mujer es buena. Tal vez en esos países no existan presiones culturales o religiosas que justifiquen algunos tipos de maltrato, pero se sabe que lamentablemente la violencia y los crímenes de género van en aumento en todo el mundo. Parece que en lugar de desarrollarnos como sociedad humana, más bien vamos retrocediendo. ¿Acaso es tan difícil entender que debemos respetarnos, tolerarnos y aceptarnos los unos a los otros? A todos los niveles, la falta de respeto hacia la mujer por parte del hombre y la sociedad es algo tan común que comienza a levantarme ronchas; me estoy volviendo alérgica a tanta desfachatez. Simplemente se da por sentado que el mundo siempre ha sido así, y que por lo tanto es algo natural. De lo que mucha gente no se percata, es que decir eso es confirmar que el ser humano no ha dejado de comportarse como un animal y todavía no hemos decidido bajar de los árboles. Igual que en muchas otras especies, en la humana por lo general el hombre es más grande y tiene una mayor fuerza física que la mujer; esto le permite dominarla como una manera de reafirmar su hombría. Al saberse superior, el hombre se siente cómodo amedrentando y maltratando a la mujer, que generalmente no encuentra otra salida sino aceptar las reglas y dejarse someter. Hay casos de hombres que de alguna manera se sienten amenazados por la valentía y la fortaleza de las mujeres, y su instinto es agredirlas cobardemente. En otros casos más, los hombres vierten sus propios complejos en las mujeres y por eso las maltratan. Estos comportamientos primitivos tienen que ver con la ventaja que para el macho representa la intimidación ocasionada por la diferencia en talla. Vemos que sucede lo mismo entre otros animales; generalmente los grandes dominan a los pequeños. Otro ejemplo más cercano lo vivimos todos días en las ciudades, cuando mujeres y hombres que conducen autos grandes se creen dueños de la vía y hacen caso omiso de los vehículos pequeños, muchas veces lanzándose imprudentemente sobre ellos. Claro que siempre hay excepciones; en la naturaleza están los animales pequeños y muy peligrosos que advierten a los demás del riesgo mediante señales externas como ciertos colores, sonidos o formas. En los hombres pequeños equivale a la amenaza, el uso de armas y la dominación psicológica.

Muchos hombres sencillamente odian a las mujeres, entre otras cosas, porque tal vez nunca nadie les enseñó a respetarlas y quererlas. Lamentablemente, la educación que reciben en casa es la razón por la que el machismo y el maltrato siguen perdurando a través del tiempo. En general, el machismo lo fomentan las propias mujeres; madres, hermanas y parejas ven este comportamiento como el más natural y enérgico, digno de todo un hombre. Si en las sociedades machistas la violencia física y el abuso psicológico contra la mujer son bien vistos, ¿qué les depara el futuro a tantas mujeres?

Se supone que la mujer está mejor en los países que tradicionalmente no son machistas. Por desgracia, hay demasiados casos en los que, a pesar de la ausencia del maltrato físico, es la actitud del hombre la que golpea espiritualmente a la mujer. La falta de respeto, comprensión y apoyo la van destruyendo poco a poco. El chantaje financiero y emocional, sentir que el marido no tiene interés en ellas, saberse rechazadas, tratadas con indiferencia y el solo hecho de tener que pedir permiso para salir, son cosas que nunca he podido entender.

En general, las relaciones de maltrato físico giran alrededor de la falsa percepción de que él la quiere pero es muy temperamental, por eso ella tolera el hecho de que la degrade. El hombre le pega a la mujer pero luego le pide perdón, le dice que la ama y que no lo volverá a hacer. Con chantajes de toda clase se va desarrollando una relación sadomasoquista en la que la mujer se vuelve dependiente del hombre que la humilla y la agrede, siempre con la esperanza de que él cambie por amor a ella. Hay demasiadas muertes por relaciones de este tipo cada día en todo el mundo, todas ellas injustificadas, todas ellas por falta de amor… de amor propio. Me da temor recordar que todavía hay demasiadas culturas en las que es común escuchar tanto a mujeres como a hombres, decir frases como: “si tu marido no te pega es porque no le importas”, “si no te cela es porque no te quiere”, “hay que pegarle a la mujer para que aprenda” y “le pego para que sepa quién es el que manda”. Sé que los mensajes en pro de la mujer están avanzando, pero mientras se continúe sembrando y cultivando el atraso en las mentes de las personas, los esfuerzos por darle dignidad a la mujer requerirán cada vez de más tiempo y energía.

Finalmente quiero mencionar que me siento profundamente insultada cada vez que presencio cualquier expresión artística en la que se justifica o embellece la violencia hacia la mujer. Me parece indignante que se produzca música con mensajes misóginos, y más aún, que las mujeres la apoyen por pensar que de alguna manera se trata de algo romántico. Esto es una muestra alarmante de la poca autoestima de aquellas mujeres que participan en la difusión de esos mensajes. Lo mismo sucede con la publicidad, que por el mero afán de atraer al consumidor, cada vez convierte más a la mujer en un trozo de carne que está a la disposición del que la pueda pagar.

Definitivamente, nuestra especie todavía no ha aprendido a andar erguida.


©2011 PSR

miércoles, 28 de abril de 2010

LA CENA




Hola, vieja, mira lo que te traje. Está bonito, ¿no?
—Ajá.
—Perdóname por lo de ayer. Ya sabes que me descontrola cuando llego a la casa y la comida no está lista.
—Ajá.
—Tu ojo ya se ve mucho mejor.
—Ajá.
—Bueno, sírveme la cena, pues. Al menos hoy sí la tienes preparada. Muy bien. Por eso te tengo que mantener en cintura. Si no lo hago, te volverías una salvaje.
—Ajá.
—Tú sabes que es por tu bien. Siempre fuiste una perezosa. Menos mal que me tienes a mí, que te vuelvo a poner en tu sitio para que aprendas.
—Ajá.
—¡A esto le falta sal! ¡Pero bueno, mujer! ¿Qué es lo que te pasa, que ni sabes ponerle suficiente sal a una comida? ¡Qué ineptitud, francamente!¡Pásame la sal, se la pondré yo!
—Ajá.
—¿Qué le pusiste a estos frijoles que saben amargos? Otra vez arruinaste la sazón, vieja. pero bueno, me los comeré; no me queda más remedio.
—Ajá.
—¿Y qué hiciste en todo el día? Seguro que viste todas las novelas de la tarde, ¿no? ¡Qué vagancia! ¿Al menos limpiaste la casa y lavaste la ropa?
—Ajá.
—Pudiste haberte puesto otra ropa para recibirme, ¿no crees? Yo estuve trabajando todo el día como un buey, y cuando regreso a mi casa quiero ver a mi mujer arreglada. ¿Entendiste?
—Ajá.
—Intenta arreglarte, aunque tú no tienes mucho arreglo que se diga. ¿Te has visto al espejo últimamente? Estás gorda, arrugada y llena de várices.
—Ajá.
—Bueno, pero no me queda otra. Nunca serviste para nada más sino para abrir las piernas y luego parir niños.
—Ajá.
—Por cierto vieja, hoy te toca. Así que ya sabes.
—Ajá.
—Mira que luego no quiero excusas.
—Ajá.
—Eso de que te duele la cabeza o que no tienes ganas hoy no lo vas a poder usar conmigo.
—Ajá.
—Me voy a la cama y te espero, ¿entendiste? Y no te tardes, que de pronto me está entrando el sueño.
—Ajá.
—Recoge la cocina y me alcanzas. Y apúrate, ¿oíste? Mira que estoy cansado y mañana tengo que levantarme temprano para trabajar.
—Ajá.
—¡Vieja, ¿ya terminaste?! ¡Apúrate, que te voy a dar lo tuyo! ¡No me dejes esperando en la oscuridad! ¡Ven ya!
—Ajá.
—¿Pero qué es lo que pasa contigo? ¡Estás más lenta que nunca! ¡Termina de venir ya, que cada vez tengo más sueño…!
—Ajá.
—¡Pero cómo te tardas, mujer! ¿Qué tanto haces? ¡Ya casi me quedo dormido!
—Ajá.
—¡Al fin llegaste! ¿No pudiste tardarte más? ¡Espero que al menos la cocina esté limpia!
—Ajá.
—¿Acaso te vas a quedar en la puerta toda la noche? ¡Que vengas ya, te dije!
—Ajá.
—Qué sueño tengo… ¿Qué traes en la mano? ¡Acércate, que no veo bien!
—Ajá.
—¡Oye, tampoco tienes que correr! ¿Pero… qué es eso? ¡¿Un cuchillo…?!
—¡Ajá! 
 
 
 
©2007 PSR 
 
"La cena" aparece en Yara y otras historias, por Patricia Schaefer Röder 
©2010 PSR
Ediciones Scriba NYC, 2010 
ISBN 9781732676718 
 
A la venta en Amazon.com 
 

miércoles, 27 de mayo de 2009

FUE BUENO




Todos sabían, pero nadie dijo nada. Manuela se acercó a la multitud y la gente la saludó como siempre. Eso sí, ella notó que algunas mujeres la miraban con algo de recelo, o con rabia tal vez. Pero ella estaba acostumbrada y no le daba importancia. Los hombres la comenzaron a ver diferente desde ese día. Le decían frases seductoras y le hacían comentarios subidos de tono. A ella le encantaba el nuevo orden de las cosas; le gustaba que los hombres la desearan y no le molestaba que las mujeres la envidiaran. Lo más importante era hacer lo que le gustara y no otra cosa. Nadie le impondría nada más nunca. Finalmente era dueña de su destino. Libre y dueña de sí misma; ella en su totalidad. La alegría la embriagaba y no podía dejar de sonreír. Era feliz. Feliz. Feliz. Ya no dependía de nadie; nadie la amarraría más. Se habían roto las cadenas. De ahora en adelante viviría su vida como ella quisiera. Ella por siempre y para siempre. Siempre queriendo lo bueno. Siempre lo bueno. Lo bueno. Fue bueno que sucediera aquello que todos supieron pero que callaron forzosamente. Fue bueno que más nunca nadie hablara de eso. Fue bueno que ella estuviera en la tienda del gallego cuando su cuñada llamó a la policía. Fue bueno que el oficial se hiciera de la vista gorda al encontrar el cuerpo de Efraín en el sofá con la boca llena de espuma. Fue bueno que ella tirara el resto de las habichuelas por el inodoro. Fue bueno que Efraín se quemara en la hoguera del infierno. Fue bueno que ella tomara la decisión. Fue bueno que la llevara a cabo. Fue bueno que lo lograra. Fue bueno que todos la apoyaran. Fue bueno que Manuela ya no se llamara Manuel. Fue bueno que nadie dijera nada.


© 2007 PSR
 

** "Fue bueno" obtuvo Mención de Honor en el 1er. Certamen Nacional de Poesía, Cuento y Ensayo de la American University of Puerto Rico en Manatí, Puerto Rico 2009. 

"Fue bueno" aparece en Yara y otras historias, por Patricia Schaefer Röder 
©2010 PSR
Ediciones Scriba NYC, 2010 
ISBN 9781732676718 
 
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