© Patricia Schaefer Röder, 8 de mayo de
2011
P A N
—Panadero Antonio, ¿no pediste alguna
nuez para adornar nuestro pan?
—¡Ay no, pues! ¡Armindo, nunca puedes amañar
nimiedades primarias! ¡Ahora no pidas alcachofas naturales para añadir naranjas
primorosas!
Antonio nunca prueba algo nuevo
precozmente; Armindo no para, audaz, narrando presumido argucias necias,
principalmente ante negociadores provocadores, admirados, negligentes. Paradigma
alimenticio: nadie puede abrir negocios por añoranzas neuróticas, pero algunos
neófitos proceden a navegar partiendo audazmente necesidades, pormenores.
Alzados, nunca pretenden atraparse negativamente, puestos alternos, nerviosos. Pasteleros
ambos, ni pudiendo alejarse noblemente procederían a nuevas pretensiones.
—Antonio, ¿nunca pusiste ajo nutritivo
para ambientar nupcias?
—¿Perdón? ¡Ay no, pues! ¡Armindo, nota por
allí nubes precocidas al nivel postrero!
—Ahora nada pasa, Armindo, nada… Pásame
acrisoladas natillas, panecillos, aromáticos néctares, panes armados
nuclearmente…
Pobres amigos nudosos, productores
artesanales, nativos, panaderos aristocráticos, novatos.
©2011 PSR
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