LIBROS POR PATRICIA SCHAEFER RÖDER

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miércoles, 11 de mayo de 2016

SER (II)


Siempre atentos
sentidos fieles a mí
muestran el mundo.

Éxtasis total
mis fibras estremecen
en lluvia y viento.

Risa y ternura
llenan mi respiración
dándome la paz.


© 2016 PSR


miércoles, 11 de noviembre de 2015

AMOR (III)


A mí llegaste
entre todas las almas
regalo inmenso.

Mundos eternos
crearás en la vida
de tus pasiones.

Orgullo pleno
habita y crece la paz
de quien te cuida.

Reina única
del corazón materno
que me desborda.


©2015 PSR


miércoles, 18 de febrero de 2015

S E N T I R


Suave es tu aroma
de mieles, sal y sudor
entre mis brazos.

Enciende el ansia
tantas caricias nuestras
germinan amor.

Nutre mi cuerpo
tu aliento es música
baila conmigo.

Tibia es tu piel
inmersa en suspiros
que se desdoblan.

Invades mi alma
al fin veo el mundo
fundida en ti.

Rocío vivo
despide en mí tu boca
ven, calma mi sed.


©2015 PSR


viernes, 13 de febrero de 2015

T I N T A

Tantas palabras
quedan plasmadas sin fin
a través de ti.

Imaginación
se convierte en líneas
y mil siluetas.

Niebla, tormentas
diluyen tinta y pluma
manchando todo.

Trazos oscuros
fijan realidades
tan efímeras.

Azul y negra
la tinta de mi infancia
abrió mi mundo.


©2015 PSR


viernes, 14 de noviembre de 2014

 
Eres aquel suspiro que me dejó sin aliento. Te tuve un instante dentro de mí, para luego dejarte ir.

Eres mi reflejo refractado en un cristal sin tallar. Poco a poco vas cobrando tu forma inigualable.

Eres la melodía de mi corazón hecha eco sublime, la sonrisa hermosa que me ilumina la vida, tranquilizándome.

Eres una mariposa amarilla que, en paz con el universo, juega feliz en el azul de la tarde.

Eres el trayecto que te toca andar por ti misma. Nadie más lo puede hacer; aprovecha la  compañía que tendrás en algunos tramos.

Eres la osa valiente y fuerte en el bosque de nuestros antepasados. Eres la honestidad sin envoltorio: directa, contundente y real.

Eres la semilla de libertad que guardé para una siembra futura, la verdad de mi vida dibujada con carboncillos en un cuaderno de arte.

Eres tus metas y pasiones concentradas en un frasco de pintura, creando imágenes preciosas salidas de tus manos.

Eres la buena música hecha color y esperanza, la fragancia de la juventud que inunda los caminos solidarios.

Eres mil preguntas que me hago yo misma, sin saberlas responder. Eres balanza justa con platillos de infinitas formas.

Eres la flor más suave de todo el campo en primavera, el corazón inquieto que apoya y divierte a otros.

Eres mujer pura y sabia que comienza a desplegar el alma, abeja responsable de escoger las mejores flores.

Eres maravillosa y única; estoy orgullosa de ti y soy totalmente feliz cuando te abrazo.

Eres la risa sutil que pinta sonrisas en los demás. Eres la fantasía y la razón combinadas en la brisa del mar.

Eres la alegría genuina que no se deja vencer; no hay poder en el mundo que te la pueda quitar.

Eres el espíritu de lucha que no se cansa de intentar, junto a la paciencia inteligente que sabe dosificar el esfuerzo.

Eres la fusión de los aromas y las dimensiones más una, que te hacen irrepetible.

Eres todas las ilusiones enlazadas con una cinta dorada. La cinta se está abriendo y empiezas a volar...


©2014 PSR


miércoles, 15 de octubre de 2014

S I G L E M A


Soy un poema
que respira palabras
en cien mil voces.

Imagen viva
se mueve entre líneas
y me levanta.

Grandes conceptos
crecen en mis estrofas
limpias, sencillas.

Luz de las letras
desdóblame en el papel
ve por el viento.

Espárcete en mí
minúsculo núcleo
potente idea.

Me invitas a ir
al final del gran mundo
y descubrirlo.

Adentro y fuera
soy pequeño e inmenso
en mil respuestas.


©2014 PSR


miércoles, 11 de diciembre de 2013

M A N D E L A

Mundo sin odio
fue tu meta de vida
entre las rejas.

Amable y grato
la paz era tu escudo
y tu trampolín.

Nadie te ganó
fue imposible romperte
corazón en flor.

Diste lo bueno
sabiduría inmensa
diálogo amplio.

Eres luz grande
que brilla en la noche
inundándola.

Libraste el sueño
de tantos oprimidos
multicolores.

Alma prístina
tu legado vivirá
en nuestra tierra.


©2013 PSR



SIGLEMA 575

Un siglema 575 es un poema que se escribe en base a las letras de la palabra o palabras que definen su tema y que constituyen su título. El tema es libre y las palabras que lo definen forman el título, el cual queda representado como una especie de acrónimo, con las siglas separadas entre ellas por un espacio. Cada estrofa posee tres versos, de los cuales la primera palabra del primero debe comenzar con la letra correspondiente a la sigla que le toca. La métrica es 5-7-5, con rima libre. Por su naturaleza acrónima, las estrofas deben poder funcionar independientemente como un poema autónomo, y en conjunto, como parte de un poema de varias estrofas que gire alrededor del mismo tema. En un siglema 575 hay tantas estrofas como letras posea el título.

© Patricia Schaefer Röder, 15 de agosto de 2011.


miércoles, 4 de diciembre de 2013

PERFECCIÓN…


Antes no era perfecta
tan sólo una tortuga de tierra
pesada
que cargaba al mundo entero
sobre el carapacho
antes invertía mi esfuerzo
mis nervios y mi tiempo
buscando la perfección.

Ahora tampoco soy perfecta
sin embargo
respiro profundo
desbordando corazón, mente y alma
me esfuerzo en ser
la mejor versión de mí misma
que puedo
una tortuga marina
ágil, rápida.

En el trayecto aprendí
a zambullirme en el océano
aceptándome como soy.

Al fin, hoy
volando dentro del mar
he encontrado la paz.


©2013 PSR


miércoles, 13 de noviembre de 2013

N Y C


Nadie te iguala
hogar de tanta gente
crisol de pueblos.

Y eres mágica
sobrevives estoica
toda adversidad.

Ciudad e historia
sigues siendo capital
del mundo entero.


©2013 PSR



SIGLEMA 575

Un siglema 575 es un poema que se escribe en base a las letras de la palabra o palabras que definen su tema y que constituyen su título. El tema es libre y las palabras que lo definen forman el título, el cual queda representado como una especie de acrónimo, con las siglas separadas entre ellas por un espacio. Cada estrofa posee tres versos, de los cuales la primera palabra del primero debe comenzar con la letra correspondiente a la sigla que le toca. La métrica es 5-7-5, con rima libre. Por su naturaleza acrónima, las estrofas deben poder funcionar independientemente como un poema autónomo, y en conjunto, como parte de un poema de varias estrofas que gire alrededor del mismo tema. En un siglema 575 hay tantas estrofas como letras posea el título.

© Patricia Schaefer Röder, 15 de agosto de 2011.

miércoles, 14 de marzo de 2012

PAPÁ (II)


Abro mis ojos en sueños
te busco, Papá.

Entre tantas obligaciones
en medio de la rutina
distingo tu silueta
tranquila
paciente
me acompañas en presencia
como siempre.

Cientos me rodean
esperando algo
cualquier cosa
no existe un instante sola
semana tras semana
al menos trae paz
a mi mente
tu recuerdo…

Me hablas
escucho atenta
tu risa franca
le regala una sonrisa
instantánea
plácida
tan profunda
a mi rostro.

Cuánto extraño nuestras charlas
de café y dulce por las tardes
cuando me contabas del mundo
de este y de otros más
con todas sus maravillas
miles de preguntas
saltaban a mis ojos
tan inquieta mi alma
y tú
siempre contestabas
en cualquier situación
tenías las respuestas 
¡todas ellas!
sin fallar.

Te busco, Papá
con los ojos abiertos
de par en par
en medio de mi vida.

Y ahora, al descansar
abriré los ojos de nuevo en mis sueños
para volverte a ver
una vez más.



©2012 PSR


miércoles, 8 de febrero de 2012

C H I C A S


Cien tonos limpios
decoran corazones
maravillosos.

Hermosas todas
un mundo en cada una
pasión profunda.

Imprescindibles
de espíritu sublime
burlan el dolor.

Con alegría
nos encontramos siempre
en el camino.

Almas brillantes
respirando hondo
apoyándose.

Salud y vida  
risas liberadoras
bellas amigas.



©2012 PSR



miércoles, 16 de marzo de 2011

VIDA

La vida es un suspiro divino que nos deja sin habla. Es lo más importante que tenemos; inusitadamente frágil y enormemente compleja. El instante de tiempo en que transcurre nuestra vida es tan breve pero tan intenso que bien vale la pena defenderla hasta las últimas consecuencias.

Es la propia vida lo que nos define en este mundo. Somos porque vivimos, y al mismo tiempo, la vida es un regalo que recibimos. El más importante, porque es lo que nos constituye; aquello de lo que estamos hechos. La vida es eso absolutamente invaluable que generalmente consideramos obvio, quizá tan solo porque no podemos imaginamos el mundo sin nosotros. Pero la vida nos fue dada, no la adquirimos. Alguien más nos engendró; no fue nuestra idea y mucho menos consecuencia de algo en lo que pudiéramos influir, ni de nada que hayamos hecho; no es nuestra por mérito propio. Nadie pide venir al mundo, mas una vez aquí, luchamos por mantenernos bien y ser dichosos. Así, deberíamos estar agradecidos por tal precioso don y concentrarnos en buscar la felicidad, el estado anímico que mejor le va a ese estado físico que llamamos “vida”. Somos los únicos responsables de nuestra felicidad y, al mismo tiempo, debemos aprovechar todas las oportunidades que tenemos para hacer felices a quienes nos rodean.

Sin lugar a dudas, la vida es bella. Es maravilloso estar conscientes de que podemos ir en pos de la justicia, de la paz y la dicha, de nuestra salud, prosperidad, tranquilidad, de aquello que necesitamos, que deseamos, que soñamos. Sabemos que aunque la situación se vuelva difícil, cuando pareciera que se acaban el camino o las opciones, siempre podremos luchar más y más por las cosas que nos mueven, por lo que es realmente importante. Somos vencedores en cuanto nos enfrentamos a nuestros miedos y decidimos dar la batalla, cuando damos el primer paso que nos llevará al desenlace. La vida seguirá siendo bella, a pesar de que siempre aparezcan quienes quieran arruinárnosla. De nosotros depende que no lo logren; debemos ser más inteligentes y más perseverantes que ellos. El odio, la intolerancia, la envidia, el rencor y la codicia son fuerzas humanas capaces de destruir pueblos completos, naciones enteras, y si no les hacemos frente, a la larga sufrimos las consecuencias a menor o mayor escala. Esos sentimientos negativos nos hacen más salvajes que cualquier animal de rapiña, cuando se supone que la especie humana posee raciocinio y conciencia de sí misma, que deberían ayudarla a vivir en armonía con sus congéneres en el ambiente que la rodea. Pero no es así. Lamentablemente, las características humanas como la espiritualidad, el amor, el perdón, la misericordia, el respeto, la solidaridad y la caridad no se han desarrollado al mismo ritmo que la ciencia y la técnica, quedando rezagadas al principio del camino. La tecnología avanza veloz en todas direcciones, pero los resultados no siempre son seguros ni positivos; en demasiadas ocasiones son extremadamente perjudiciales. El mundo está llegando al límite de su capacidad de carga y aún no se nos ocurre siquiera buscar la palanca del freno. A veces parecemos olvidar que nuestro planeta está vivo y debemos cuidarlo porque, al igual que nuestra vida, es uno solo y no tiene repuesto…

En los últimos años, la Tierra pareciera estar incómoda. Es como si quisiera encontrar una posición más confortable al estirarse en todas direcciones. Cuando lo hace, nos muestra la enorme fuerza que duerme en su interior, haciendo que recordemos lo infinitamente minúsculos que somos. Ciertamente, no podemos hacer nada por impedir las catástrofes naturales, pero sí podemos comportarnos de manera más consciente y respetuosa con el mundo y nuestros semejantes. Podemos dejar actuar a nuestro lado humano, que aún necesita ejercitarse y crecer. Cada quien sabe cómo ayudar, o al menos, a quién preguntarle de qué forma puede ser útil a la hora de mostrar solidaridad y caridad a sus semejantes.

Peores aún son los desastres humanos ocasionados por la implacable intolerancia de las ideologías extremistas y fundamentalistas, que solo traen consigo dolor y pesar. El ser humano es egoísta y nunca falta quien se aproveche de los momentos de debilidad espiritual de los demás para beneficiarse o imponer sus ideas. Debemos combatir y hacer todo por erradicar aquellos sentimientos de maldad, avaricia y violencia que llevan a la desmoralización y la destrucción de los pueblos. Como sociedad que quiere llamarse “civilizada”, se hace necesario ser abiertos y aceptar que existen miles de opiniones y más de una manera de hacer las cosas. Todos tenemos el mismo derecho a ser felices; nadie nos lo puede quitar porque sí. No hay quien pueda encadenarnos el espíritu sin nuestro consentimiento; nosotros somos los responsables de nuestra libertad y los autores de nuestra dicha.

Así como la vida es hermosa, el mundo también lo es. Saber que podemos disfrutar de ambos a lo largo de nuestro tiempo es algo maravilloso y por eso los protegemos instintivamente, para mantenernos felices. Al fin y al cabo, vinimos al mundo con la única misión de encontrar la felicidad y vivir en ella.

Sentirnos vivos y plenos es algo inmensamente hermoso, y sucede cuando somos dichosos. Las emociones fuertes de cualquier naturaleza nos hacen recordar que estamos aquí ahora. No sabemos cuándo cambiaremos de dimensión, pero mientras estemos en este mundo, con todas sus imperfecciones, sus bondades, sus defectos y virtudes, estamos en la obligación de buscar aquello que nos llene de satisfacción y sosiego, que nos siembre una sonrisa en el rostro que sea imposible de borrar. Ese nirvana sólo lo podemos encontrar en nosotros mismos, cuando nuestro espíritu nos eleva por encima de los problemas, los objetos y las situaciones terrenales.

En medio de cualquier circunstancia plácida o extrema, comprobamos que cada mañana sigue saliendo el sol, iluminando a todos por igual. De noche, la luna y las estrellas están en el firmamento para quien desee admirarlas, tomándose un respiro nocturno. Lo mismo sucede con la lluvia, el viento y los demás elementos; no son propiedad de nadie, y al mismo tiempo, son de todos los seres que habitamos este planeta. Cuánta perfección hay en las alas de una mariposa, en los pétalos de una flor silvestre, en las miles de hojas de aquel árbol que nos brinda su sombra al mediodía, en el perro sin dueño que va cojeando sin darse por vencido y agradece los huesos que sobran de una parrilla en el parque. Cuánta paz hay cuando encontramos un momento para adueñarnos del tiempo y sentarnos junto al mar, escuchando tan solo el arrullo de las olas y dejando que el viento acaricie nuestro rostro, despeinándonos. Cuánta belleza hay en las piedras pulidas que encontramos a la orilla de un río, en las conchas marinas, en las piñas de las secuoyas, en el diseño de una ballena, en las sombras que vamos haciendo al caer la tarde. Cuánta energía hay en el fuego, en un tornado, en un terremoto… A veces la Tierra nos llama la atención para recordarnos que sigue siendo inmensamente más fuerte y poderosa que nosotros, para que no dejemos de ser humildes.

Nadie sabe con certeza cuánto tiempo tiene, pero durante el mío, seguiré amando la vida y el mundo de la única manera que conozco: con todas mis fuerzas. Siento la vida presente en cada célula de mi cuerpo, haciéndome quien soy y permitiéndome disfrutar de la dicha que habita dentro de mí. Me deleito ante los animales fantásticos que se esconden en las nubes del cielo azul intenso mientras saboreo el mango más delicioso y rozagante en una tarde fresca de mayo. Cuando lo deseo, encuentro el momento de tranquilidad para sentarme a escuchar el rumor del riachuelo que está cerca de mi casa. Me dejo envolver por el olor de la tierra después de la lluvia, del café recién colado, de las palabras ancladas en el papel de un libro nuevo. Soy feliz cada vez que tengo la oportunidad de pintar una sonrisa en el rostro de alguien, aunque sea por unos instantes. Me llena el alma recibir el abrazo perfecto en el instante justo, cuando más lo necesito. Poder compartir mis inquietudes y escuchar las de otros es algo muy especial que me mueve por dentro. Llenar mis pulmones ante un paisaje majestuoso, asombrarme una y otra vez al descubrir la perfección del cuerpo humano, de los animales y las plantas, y maravillarme frente a la energía y belleza de un rayo en una tormenta son cosas que nadie puede hacer por mí. Me encanta lo que siento cuando suspiro; respiro hondo para dejar entrar en mí todo lo hermoso que me rodea, lo guardo adentro un instante para llenarme de ello y luego lo dejo salir de golpe, haciendo que regrese donde estaba para que me siga envolviendo. Así mismo es la vida, un suspiro…



©2011 PSR

jueves, 30 de diciembre de 2010

A QUIEN CORRESPONDA

Yo, Patricia Schaefer Röder, habitante del Universo residenciada en este Mundo, por medio de la presente hago constar que estoy profundamente agradecida a la vida por todo lo que me ha ofrecido, aunque no siempre lo haya sabido aprovechar. Estando consciente de que nadie puede asignar un día determinado en el que todos debamos dar gracias por lo que tenemos y lo que seguimos recibiendo a cada instante, he escogido el día de hoy miércoles 29 de diciembre de 2010, para tal fin.

A lo largo de la vida, el destino nos va llevando a diferentes lugares y nos coloca en diversas situaciones que definen cada uno de los retos que toman forma delante de nosotros. Momento a momento debemos decidir si queremos o no afrontar cada uno de esos retos, los pequeños y los grandes. Entendemos que si optamos por retirarnos, puede que continuemos en la situación cómoda y segura en la que veníamos, pero nunca sabremos qué hubiese sucedido si lo hubiéramos intentado. Si decidimos hacerles frente, seremos enteramente responsables del enfoque que le demos, de cómo lo hagamos, y de cuáles herramientas –o armas– usemos. Con el paso del tiempo, el resultado de cada una de estas situaciones va moldeando nuestro carácter y abriendo nuestro camino.

El camino de cada quien es único e interminable. Nadie puede hacerlo por nosotros. Durante ciertos trayectos coincidimos con otras personas que cubren el mismo tramo en su viaje, aunque no necesariamente se encuentren en el mismo momento de vida nuestro; entonces los caminos se cruzan o marchan sobre una línea durante un cierto tiempo, pero nunca existen dos personas con itinerarios exactamente iguales.

El camino es noble. No hay callejones sin salida ni obstáculos insalvables; siempre existe la manera de continuar, a pesar de que debamos cambiar la ruta para bordear el estorbo, o reducir la marcha para poder bajar seguros por la ladera de la montaña, o construir el puente –o el barco– para cruzar el agua. El camino lo hacemos nosotros mismos y, de cierta manera, el camino somos nosotros. Debemos recordar que el camino no necesariamente es una línea recta; generalmente es sinuosa y puede cambiar de dirección y sentido en cualquier momento, así que realmente se trata de una línea con vida propia que define un espacio tridimensional. Hay ciertos momentos en los que pareciera que la línea se acabara frente a nuestros pies, y es justamente en esos momentos cuando debemos recordar que hay otras dimensiones hacia donde podemos mirar, buscando la forma de trazar nuestra ruta. Podemos ver hacia los lados y también podemos ver hacia abajo y hacia arriba; en algún lugar descubriremos que el espacio se presta para allanarlo y seguir adelante.

En el camino he encontrado ya a muchas personas que han dejado alguna huella en mí, y les agradezco porque he aprendido de ellas, unas veces por medio del dolor y otras por medio de la dicha. Mis padres me pusieron en el camino y me dieron las facultades para crear mi propia ruta; me enseñaron a caminar, me dejaron correr, me entrenaron para nadar y conducir vehículos y sobre todo, me dieron alas para volar. Mi familia, aquella de la cual provengo, me da el sostén espiritual, moral y de valores humanos sobre los cuales descansa mi carácter. Tuve la suerte de tener padres con fuertes principios éticos, morales y de justicia que me inculcaron la honestidad, el respeto, la aceptación y la misericordia predicando con el ejemplo cada día. Eso es algo invaluable y me faltan palabras para expresar mi eterna gratitud al respecto. Doy gracias a mis defectos, porque me recuerdan que todavía debo crecer y aprender mucho, porque hacen mi camino interesante y me llevan a recorrerlo con humildad y emoción. A mis hermanos les agradezco el haberme dado la oportunidad de foguearme con ellos en distintas lides antes de salir al ruedo de la “vida real”. Lo mejor de todo es que, padres y hermanos, todos ellos me conocen mejor que nadie y a pesar de eso, me quieren como soy. Y ellos saben que yo los amo profundamente.

Agradezco a la vida por la familia que he tenido la fortuna de formar; nuestras almas están enlazadas con las fibras del amor más puro que existe. Somos un equipo en el que cada miembro es imprescindible e insustituible, tenemos diversas funciones y engranamos como las piezas de una máquina perfecta. Doy gracias a todos y cada uno por la paciencia y el amor que me demuestran, y porque me otorgan el privilegio de amarlos de vuelta y de velar por ellos.

A mis amigos, la familia que yo misma escojo, les agradezco muchísimo el honor de compartir ese lazo tan especial de cariño y amistad verdadera que es más grande que cualquier dimensión conocida y que no conoce medición de tiempo; por eso ni la distancia ni los años pueden acabar con ella. Siempre han sido y seguirán siendo extremadamente importantes en mi vida, ocupando cada uno un lugar único en mi corazón.

A esta isla bella en la que vivo y a la gente linda que habita en ella, les agradezco su hospitalidad, su alegría y su tranquilidad; sin esas cualidades nunca hubiese encontrado solaz para sentarme a escribir. Aquí me siento cómoda y en paz; aquí puedo vivir feliz con mi familia, cada uno realizándose en el área que más desea.

Agradezco enormemente la oportunidad que tuve de recibir una buena educación y optar por un trabajo interesante. Doy gracias por tener acceso a una vivienda cómoda junto con vestido, alimento, diversión, pasatiempos, gustos complacidos, regalos, y poder seguir saciando la sed de conocimientos que llenen mi mente y mi alma.

Estoy agradecida por la capacidad que aún desarrollamos para comunicarnos con nuestros semejantes a través del lenguaje y me encanta recordar que existan tantos idiomas en el mundo. Agradezco la posibilidad que tengo para expresarme utilizando lápiz y papel –o computadora– para escribir y desahogarme, creando o recreando palabras, frases, historias…

Doy gracias a la gran variedad de culturas que todavía existen y que aportan su sabiduría y colorido al mundo que compartimos. Estoy agradecida a todos aquellos que desarrollan las artes clásicas y las más recientes, por enriquecer estéticamente el ambiente que les rodea y permitir que el resto de la humanidad pueda disfrutar de sus obras y sentirse inspirado por ellas. Sin música, bellas artes, diseño arquitectónico, literatura, artes gráficas, fotografía o cine, la vida sería estéril y fría. Doy gracias a los espectáculos de fuegos artificiales en una noche despejada, porque me hacen sentir mariposas en el estómago. Y no podría olvidar las artes de la ciencia y la tecnología, que requieren de una pasión creativa y creadora de igual magnitud como cualquier otra expresión artística, desarrollándose en las áreas de las ciencias naturales, la medicina, la ingeniería, las comunicaciones y el transporte. Estoy muy agradecida al teléfono, a la Internet y al Skype, porque me ayudan a mantenerme en contacto con las personas importantes para mí.

Agradezco infinitamente a la energía positiva y creadora del Universo por ponerlo todo a andar, y a la Madre Naturaleza por tantos dones que reparte a manos llenas y sin pedir nada a cambio, a pesar del mal trato que recibe de parte de nosotros. Doy gracias por los productos preciosos que nos pone a la disposición como si fuesen los más comunes: maderas, cristales, metales, flores, semillas, conchas, paisajes, aire, luz y diversidad, sobre todo la humana. Doy gracias por el día, con el sol que inunda los espacios llenándolo todo de color; por la noche con la luna y las estrellas en medio de aquella oscuridad que siempre nos invita a descubrir algo nuevo, incluso dentro de nosotros mismos; a las aguas, siempre en movimiento en forma de nubes, lluvia y corrientes; al viento, que mueve las hojas en los árboles y sacude nuestra alma; a la tierra, que se entrega generosa a nosotros para el cultivo; al fuego, que lo purifica todo; a las plantas, que nos dan oxígeno y mucho más; a los animales, que hacen lo mejor por adaptarse al mundo que continuamente les quitamos; y a los microbios –sobre todo a los virus– por recordarme lo vulnerable y lo frágil que soy.

Estoy agradecida por poder usar mi cuerpo; por los genes que heredé de mis padres, que en gran parte me hacen ser quien soy; por la salud, que hasta ahora me ha acompañado de buena gana; por todos los sentidos que poseo, que me permiten disfrutar de lo que me rodea: colores, formas, aromas, música, voces, texturas, sabores, placer, comicidad, amor, nostalgia… Doy gracias a mi organismo, que es insuperablemente noble porque sigue funcionando de la manera más perfecta a pesar de lo mal que suelo tratarlo. Y doy gracias porque sus sistemas están tan maravillosamente conectados con mi alma y mi espíritu, que me permiten recordar y soñar, percibir y vivir con la mayor de las intensidades, emociones tan complejas como la pasión, que me estremece divinamente, invadiéndome con una suave taquicardia y un escalofrío delicioso que me llena por dentro.

Agradezco que aún exista gente bondadosa que ayude a los demás demostrando misericordia y verdadero amor al prójimo; gente comprensiva y tolerante; gente amable que sonría a los extraños; gente creativa, activa, independiente; gente justa que sepa perdonar, que respete los derechos de los demás, que acepte la individualidad y que no tema vivir su propia verdad; gente sincera que apoye e infunda confianza en otros; gente que ayude a sanar usando sus manos, su energía, su sonrisa, su mirada, su abrazo; gente cuya compañía disfrutemos a través de una caricia o del silencio, o en forma de llamadas, charlas, cartas, mensajes, fotos, intercambiando opiniones, compartiendo; gente que nos traiga felicidad.

Doy gracias al amor en todas sus formas porque me llena el alma de flores. Cuando amamos, la dicha es plena y la emoción nos hincha el pecho; volamos alto, somos totalmente libres. Amar es desear lo mejor para el ser amado y velar por su bienestar; agradezco inmensamente las oportunidades que he tenido de dar y recibir amor a lo largo de mi vida, entre ellas los momentos en que he podido deshacerme del caparazón y mostrarle a otro mis debilidades y fortalezas.

Estoy agradecida a mi alma por ser mi esencia, y a mi espíritu, por seguir dándome el impulso vital, la libertad para creer y sentir, y la confianza y alegría para seguir mi camino. Doy gracias porque aún no he perdido la capacidad de asombrarme y maravillarme ante cosas que pudieran parecer cotidianas, como un árbol, un insecto o las olas del mar.

Finalmente, agradezco al tiempo que ha fluido generoso, envolviéndome y acompañándome a lo largo del camino.

Patricia Schaefer Röder
29 de diciembre de 2010


© 2010 PSR