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miércoles, 4 de diciembre de 2013

PERFECCIÓN…


Antes no era perfecta
tan sólo una tortuga de tierra
pesada
que cargaba al mundo entero
sobre el carapacho
antes invertía mi esfuerzo
mis nervios y mi tiempo
buscando la perfección.

Ahora tampoco soy perfecta
sin embargo
respiro profundo
desbordando corazón, mente y alma
me esfuerzo en ser
la mejor versión de mí misma
que puedo
una tortuga marina
ágil, rápida.

En el trayecto aprendí
a zambullirme en el océano
aceptándome como soy.

Al fin, hoy
volando dentro del mar
he encontrado la paz.


©2013 PSR


jueves, 28 de abril de 2011

A VECES

a veces me canso
de sonreír
las mejillas me pesan
un quintal
los labios caen
juntos
en una línea inexpresiva.
a veces me satura
el camino
el mío
laberinto tridimensional
el problema no es lo largo
más bien es lo escarpado
las piedras
los baches
tantos escombros en barricada
…demasiados.
a veces me canso
de escuchar atenta
todo es ruido
ensordecedor
zumbidos locos
de mil enjambres
a mi alrededor.
a veces me canso
de mirar
las penas ajenas
urgentes
hambre de amor
sed de tacto
todo un desierto
en los ojos
de la gente.
a veces me canso
de levantar los brazos
para abrazarte
…tal vez preferiría
que lo hicieras tú
pero no sucede
solo veo manos abiertas
esperando recibir.
a veces me canso
de sentir en mi piel
este dolor punzante
ardiente
tan cruel
mi tormento
el tuyo
la llaga abierta
de los demás.
a veces me canso
de ser complaciente
agradable
amable.
el espíritu se desinfla
de pronto
yace arrugado
inerte
tirado en una esquina
amnésico de caridad.
a veces llego a un muro
no puedo más
no encuentro paz
el alma se confunde
agobiada.
así
cansada
silente me recojo
en mi carapacho.
mi humanidad entera
se vuelve un ovillo
en posición fetal
ojos
labios
brazos
espíritu
todo cae en el vacío
no hay quien me preste los suyos
a nadie le importa nada
a nadie le importo yo
a nadie
ni siquiera a mí…
busco entonces
unas horas de oscuridad
para respirar
entenderlo todo
desarmarlo
decidir encontrarme de nuevo.
despierto luego
me estiro lentamente
lo compruebo
por enésima vez.
con grandes ojos
miro mi sonrisa en el espejo
el reflejo lo reitera
es inútil
no tengo remedio
por mucho que lo intente
es imposible cambiar mi corazón
por indiferencia.
simplemente
soy yo misma
la de antes de ayer
antes de cansarse.
soy yo
la verdadera
siempre lo seré
ayer quedó atrás
amaneció
hoy es un nuevo día.


©2011 PSR

miércoles, 22 de abril de 2009

TORTUGA

La tortuga es mi tótem, mi animal espiritual. Lo ha sido siempre. Personifica la casa, la madre, la sabiduría. Es muy antigua; no ha cambiado en millones de años y se ha adaptado a su medio, logrando mantenerse.

En la mitología se solía representar a la tortuga llevando al mundo sobre su caparazón; esa fortaleza le da cierto carácter terco en el que nos parecemos. Las tortugas están atadas irremediablemente a su pesado y rígido carapacho, presas de la gravedad y totalmente a merced del mundo; en este sentido son frágiles. Lo maravilloso es que, a pesar de ser tan indefensas, pueden vivir muchos años. Su caparazón les sirve de protección, pero también les impide moverse ágilmente para atacar. El mismo carapacho les confiere una gran resistencia y durabilidad, y es justamente su punto débil; ya que si por algún infortunio resultan volteadas boca arriba, morirán sin remedio. Por otro lado, cualquier sitio puede ser su hogar porque, paradójicamente, van a todas partes con su casa a cuestas.

La gran cantidad de huevos que pone en una sola desovada le confiere un fuerte componente femenino y delicado. Por ser animales tan lentos, se relacionan con la tranquilidad y la calma, y por extensión, con la seguridad. La tortuga transmite una sensación de paz y tolerancia, y es un excelente emblema para los movimientos pacifistas.

La tortuga encarna las cosas que persigo. Es longeva y existe desde hace muchísimo tiempo; atributos que le dan perennidad y una sabiduría implícita. Como símbolo es versátil, porque representa una imagen universal, a la vez que tiene la dualidad del animal terrestre y el marino, haciéndola compleja y muy interesante.

La tortuga de tierra carga al mundo entero sobre su caparazón, mientras que la marina se sumerge en él, dejándose envolver en la inmensidad del océano. La tortuga de tierra está presa dentro de un carapacho voluminoso y pesado que le impide realizar muchos movimientos; camina con su casa a cuestas y se desplaza con fuerza y aplomo, pero sin agilidad. La tortuga marina es rápida y puede “volar” con gracia en las aguas, sin nada que se lo impida. La veo más libre; su cuerpo es hidrodinámico y su hogar es el mar. Tiene movimientos ligeros y es capaz de reaccionar a una velocidad mucho mayor.

Mi relación con la tortuga ha cambiado un tanto. En mi juventud me veía reflejada en la de tierra; sentía que a pesar de que era un ser humano frágil, podía aguantar el mundo y lo que contiene sobre mi espalda; hacerme cargo de todos los problemas de los demás y los míos propios, refugiándome en mi caparazón para defenderme. Ahora lo veo de otra manera; me siento más identificada con la tortuga marina, que en lugar de cargar con el peso del mundo, se zambulle en sus aguas y lo vive desde dentro. No hay gravedad que la ate a nada; al contrario, vuela por los mares con movimientos ágiles y armoniosos. El tiempo me ha enseñado que es imposible llevar el peso de toda la humanidad a cuestas; no me quedaría suficiente energía para nada más. Para poder hacer algo bueno por el mundo, debo tomarlo como es y vivir en él a plenitud y con libertad.


©2006 PSR