LIBROS POR PATRICIA SCHAEFER RÖDER

¡Atrévete! Regala libros originales: A la sombra del mango; relatos breves. Yara y otras historias; 34 relatos, 34 sorpresas. Divina: la mujer en veinte voces; antología latinoamericana de cuentos. Andares; cuentos de viajes. Siglema 575: poesía minimalista; una nueva manera de vivir la poesía. Di lo que quieres decir: Antología de siglemas 575; resultados de los Certámenes Internacionales de Siglema 575. Por la ruta escarlata, novela de Amanda Hale traducida por Patricia Schaefer Röder. El mundo oculto, novela de Shamim Sarif traducida por Patricia Schaefer Röder. Por la ruta escarlata y Mi dulce curiosidad, novelas de Amanda Hale traducidas por Patricia Schaefer Röder, ganadoras de Premios en Traducción en los International Latino Book Awards 2019 y 2020. A la venta en amazon.com y librerías.

¡Encuentra mis libros en el área metro de San Juan, Puerto Rico! Librería Norberto González, Plaza Las Américas y Río Piedras; Aeropuerto Luis Muñoz Marín, Carolina.

Mostrando entradas con la etiqueta carmen. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta carmen. Mostrar todas las entradas

miércoles, 4 de agosto de 2010

CASI TRES DÉCADAS...

entre tu isla
y la mía
en algún punto
(quizá cerca de las azores, quién sabe…)
nace inmensa
majestuosa
una ola de felicidad
que invade presta
mi alma abierta
cada vez que sé de ti
querida carmen
amiga entrañable.
mi mente evoca
tu rostro hermoso
profundamente amable
adornado de esa luz
especial
que emana sin descanso
de un corazón grande
lleno de flores.
veintinueve años atrás
dejaste tu terruño
un tanto triste
para conquistar
aquellas raíces de tus padres
en su afán de regresar
para no volver.
casi tres décadas
envuelven en un halo
bucólico
mil realidades
enteramente antagónicas
a veces ingenuas
serenas
graciosas
diametralmente opuestas
a las que dejaste
adolescente
en aquella tierra mágica
fascinante
que nos vio nacer.
veintinueve años hace
que no te puedo abrazar
mirarte a los ojos
ni estrechar tu mano
físicamente.
estás tan lejos
como lo imponen
la distancia
el tiempo
estoy tan cerca
como me ayudan
el espíritu
la voluntad
la esperanza
y el gran cariño
que te tengo.
veintinueve años
viendo fotos
recordándote
mi bella amiga
puro corazón
ojos dulces
y gran sonrisa.
quinientos chistes
en la escuela
nos hacían reír
despreocupadas.
aquella charla
que iniciamos
hace más de tres décadas
no ha parado
sigue vigente
fresca
como si recién
te hubiese visto ayer
en casa.
veintinueve años
de aprendizaje
sin parar.
lecciones únicas
otras repetidas
amando
creciendo
descubriendo
en paisajes hermosos
la vida bella
tranquila
…tuya.
como todos
atravesando a veces
momentos difíciles
conociéndote mejor
a ti misma
cada día
frente al mar
envuelta en sol y brisa.
veintinueve años
con todos sus días
y tres añadidos
veintinueve años…
veintinueve
sintiendo cada vez más
que nuestra amistad
nunca claudicó
y no lo hará
jamás.
aquella semilla perfecta
germinada
mayor de tres décadas
fue, es y será
genuina
creciendo enorme
floreciendo
en todo su esplendor
auténtica
fuerte
…siempre.


©2010 PSR

miércoles, 28 de julio de 2010

COCINA

Completamente consciente, Clara contemplaba con cruda crispación cómo Carla conocía compromisos culturales culinarios. Creyéndose crédula, Carolina cocía con condimentos celestiales, cultivados contracorriente como cuerpos conspicuos. Ceremonioso, cacique César comía contento cuanto cocinaban con cuidado, con carnes, caballas, crustáceos, cremas, compotas, cítricos, castañas, cerezas, calabacines, cebollas, cilantrillo, cúrcuma, colines, cacao, cerveza, café… Contra colosales cajas cuadradas, Carlos cernía cien cereales completos con cautela ceremonial. Cecilia consumía celosa, concentrada, cuanta cosa comestible conseguía; certera, capaz, contumaz. Consultó Carmen, curiosa: “¿Cuánta cosecha compraron con cuatrocientos centavos?”. Cleto contestó: “¡Cinco!”. Cansada, Claudia cerró caja, contando cualquier comensal cebado, curtido. Corina claudicó con coraje comprobando cómo, casualmente, Clara componía cuentos ciegos con canciones cutres clandestinas. Cuando clamaban clero, cinco caballeros cubrieron con cueros callos, calvas, cicatrices, cabello. “¡Cocinemos, compañeros!” coincidieron concomitantes, congratulándose, confabulándose. Como correctivo, coronaron corpóreamente cerdos colorados, corredores, cojos, con cuchillos, cucharas, condimentos, coincidiendo compulsivamente con ciertos cubiertos corroídos. Con completa certeza cogieron cabras, cazuelas, cacerolas, consomé, cuidando cortar cabezas, colas cabalmente. Calamitosos, calcularon calderas candentes con calentadores calificados, calibrados. Criada célebre, calmosa, Calixta calzaba canesú, cofia, cubriendo concienzuda cuerpo, cuello, cabeza, cuando con clamor cándido, Cristóbal cantaba cautivadoramente cazando cangrejos con conchas celestes. Calixta chanceó contenta. Camarera, camarero, contaron casi cien carbones, candelabros caros, canastas, colocando cuanto cabía con carencias. Con cachetes color carmín, Carla cargaba chanchos cuestionables, ciegos, cebones, carnavalescos, carnosos, castigados; cacos confesos con cortadas coaguladas, culatazos craneales contundentes. Cuando Cleto compró cuarenta crías, Carlos consiguió cajones cuadriculados con cuantiosas celdas ceñidas, cuales cuerpos consolidados. “¡Cleto! ¡Coloca cinco crías con cuidado, caramba!” chilló Carla, caminando cuesta corta con culinaria culpa. Consumiendo chocolate caliente, caramelo, contraída, cumplida, consciente, Clara continuaba contemplando cíclicamente con crecida conmoción cómo Carla comunicaba conocidas confidencias culinarias con colmado cariño característico; consecuente, completamente consumado, cabalmente cursi…


© 2010 PSR