Al fin llegué, envuelta en la cálida luz de la mañana. Había visto la mano miles de veces en mis sueños ya desteñidos y tuve la fuerte necesidad de conocerla de cerca; de sentirla, de abrazarme a ella; de palpar una a una todas las irregularidades de su tronco. Quise oler el musgo que la cubre por tramos y mojarme con el rocío guardado debajo de los helechos. Curiosa, probé el néctar silvestre y dulce de las orquídeas. Necesitaba escuchar el concierto desenfrenado de los animales que buscan pareja para entender mi propio llamado inquietante y dejarlo salir del vacío en que se ahogaba; del vacío que yo misma sobrevivía a duras penas. Me propuse llenar mis pupilas de todas las formas que me rodeaban; de todos los tonos de verde existentes, de los pardos, de los amarillos. De todos los colores del arco iris, intensos, que están de fiesta perenne en esa mano viva. Mi alma se ensanchó más y más, rompiendo una a una todas las costuras que la encerraban y dejando en libertad al espíritu femenino que hasta ese instante no había aprendido a volar...".
Fragmento de "Yara" ©2006 PSR
"Yara" aparece en la antología Yara y otras historias, de Patricia Schaefer Röder.
Ediciones Scriba NYC
ISBN 978-0-9845727-0-0
ISBN 978-0-9845727-0-0