Mi madre, Ursula Maria Röder nació en
Königsberg, Alemania en 1925. Tuvo una niñez muy feliz, a pesar de que su padre
murió cuando ella solo tenía 10 años. Vivió los crudos años de la Segunda
Guerra Mundial junto a su madre y sus dos hermanos y, hacia el final de la
guerra, llegó con su madre a Heidelberg, donde conoció y se casó con Tile
Schaefer. Después de cinco años, Ursula y Tile se mudaron a Caracas, Venezuela
con Corinna, su hija mayor. Allí nacieron también Jorge, Claudia y Patricia.
Toda su vida, Ursula fue una persona optimista
y luchadora que siempre salía adelante. Cada situación difícil que se le
presentaba, ella la conquistaba y la superaba con creces.
Ursula fue una mujer que vivió su vida a
plenitud. Buena hija y hermana, y luego buena esposa, madre, suegra, abuela y
bisabuela. Era muy paciente. Con un corazón enorme y mucho sentido del humor, salpicado
de una gran picardía, muchas personas la apreciaban por su inmensa alegría de
vivir y por ser un ejemplo de perseverancia en todos los aspectos.
No sé de nadie que no le tuviera cariño a
Ursula. Quienes la conocieron saben que siempre estaba al tanto de todo,
pendiente de noticias y deportes por igual. Le encantaba el fútbol, la playa, la
música, el chocolate, los helados con crema, bailar, cantar y jugar Tetris. Fue
una abuela y bisabuela muy “cool”. Ella decía que, cantando, cualquier trabajo
y cualquier carga se aligeraba.
Junto a su esposo Tile, Ursula crió a sus
hijos de manera recta y con los mejores valores. Durante muchos años, viajó por
todo el mundo, disfrutó intensamente del amor de su familia y de este bello
país, al que ella consideraba suyo.
Mujer sumamente fuerte, en unos pocos
años superó la muerte de su hermano Werner, su esposo Tile y su hijo Jorge.
Poco tiempo después, hace cinco años, pasó por el penoso trance de perder una
pierna, lo que disminuyó su calidad de vida pero de ninguna manera le quitó las
ganas de vivir. Extremadamente valiente, Ursula fue una persona de hechos, una
mujer de acciones eficaces. Siempre buscaba soluciones, sorteando los
obstáculos que se le presentasen para continuar su camino.
Hoy, vinimos a despedir a Ursula al hacer
este nuevo viaje, porque su camino sigue siendo hacia adelante. Te amo, Mamá.
Patricia
3 de abril de 2012