“…La
rutina diaria en la oficina me aburre. Dentro de todo, prefiero los viajes para
cerrar contratos. Al menos conozco lugares nuevos y salgo un poco de la
claustrofobia que me produce este laberinto de hormigón y acero. Aquí, entre
intrigas y resentimientos camuflados hábilmente con la fingida amabilidad que
impone la etiqueta empresarial, lo único que florece son las plantas de
plástico que adornan la recepción y el cubículo de la contabilista. Pero cuando
estoy fuera, ocupándome de un contrato, me siento más real, más tangible que en
el día a día del piso 13 de aquel rascacielos, rodeada de marionetas
chupatintas sin libre albedrío, como la que me lanza el espejo en el baño de
damas. Irónicamente, los dos lugares más acogedores en la empresa son mi oficina,
con su gran ventana, y el baño de damas. Siempre he necesitado poder ver hacia
afuera; los espacios cerrados me ahogan. Pero lo que pasa con el baño no lo
termino de entender. Tal vez sea por aquella fuentecita eléctrica adornada con
piedras que mantiene el agua corriendo eternamente. Lo cierto es que cuando
entro en ese sitio, me invade un cierto sosiego que por momentos me hace
olvidar incluso la mezcla pestilente de cloro y amoníaco que se asoma
insistente a través del “bouquet” industrial y barato. Definitivamente, tengo
que comprar una fuentecita de ésas para mi oficina. El sonido del agua que
corre por las piedras me tranquiliza y me relaja; hace que pueda sobrellevar
las presiones del trabajo y me mejora el humor. Recuerdo que cuando niña, el
agua me producía una sensación indescriptible. Era como si invadiera mis
sentidos por dentro y por fuera. Igual me pasaba con la lluvia y el viento;
eran parte de mi esencia natural. Nadie entendía cuando lo trataba de explicar
en la escuela; mis amigas me miraban como si estuviera loca. Pero de eso hace
mucho. Tantos años han pasado desde la última vez que fui a nadar, que temo que
el agua me rechace…”.
Fragmento
de "Yara" ©2006 PSR
"Yara"
aparece en la antología Yara y otras historias, de Patricia Schaefer
Röder.
Ediciones
Scriba NYC
ISBN 978-0-9845727-0-0
ISBN 978-0-9845727-0-0
Hay dias que uno se siente como muerto vivo en medio de esas paredes y relaciones humanas de conveniencia.
ResponderEliminarMaravilloso!
ResponderEliminarMuy ameno...
ResponderEliminarReflauta!!! ..., muy buen fragmento, pero por un instante pensé q eso acontece en una of de Wellington..., o si???, me desilusionaría, pues encuentro tan vanguardista NZ.
ResponderEliminarAcontece dentro de uno, como tantas distopias. Hermosas palabras, me trajeron feng-shui a la mente!!
ResponderEliminardicen que hemos hecho del agua todo vivo.
ResponderEliminarMe gusta tu estilo!
ResponderEliminarMe encantó, gracias por compartirlo.
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