Más asombrosa santidad: mujeres, amantes
sempiternas. Mil años seguidos, Mireya amó siempre, melosa, a Sandra. Muchas
angustias surgieron, muchas almas sufrieron; mas altiva, Sandra motivó a su
mejor amiga: solo Mireya. Antes, su más amado secreto; mas ahora, su muy abierto
sentimiento maravilloso. Allá sucumbieron míticamente al sendero mágico
adherido, sensual, milagroso. Abierta, sincera, muy audaz, Sandra miraba alegre
su muy agradecida sonrisa mientras, alada, se movía altibaja sobre muchos
andenes salobres. Más atractivas señoras; mujeres acariciándose suavemente,
muchos atrasados se molestaban al suponer mejor alcance sexual. Mireya araba
sábanas malvas, ahogada sin más aliento. Sensuales, mimaban a sus mercedes
ambos senos mutuamente, arrullándose serenas. Mitigada, abrasada, seducida,
Mireya alcanzaba sin mucho afán su meritorio algoritmo sensitivo. Mirando al
santuario, más amante solemne, más amiga sincera, menos alebrestada, Sandra
meditaba aquellos sucesos. Mas, angustias siempre maniatan a soñadoras. Malas
aguas se movían al sentido mortal: a Sandra molestaban aguijoneos súbitos,
musculares, a siniestra media aorta. Solo Mireya abría soslayadamente mil
apegos sencillos, más amor sagrado, menos áreas soeces. Mucho afán sin mayores
anhelos: Sandra moría apenas supo musicalizar almas sacras. Mireya aguardó sin
más añoranzas solitarias. Mientras abogaba solícitamente, malas ánimas se mostraban
a sus modestas alocuciones solidarias. Mucha antipatía sembraba más ácido
sulfúrico, mondando árboles secos. “Mi amada, siempre mi apoyo”, susurraba
melancólica, ante su muerte agónica, Sandra. Mireya agredió sesuda,
mentalmente, a sus macabros antagonistas sádicos; monos alzados, sedientos
monstruos animosos, sediciosos. Mas así son: mujeres amantes sempiternas. Más
amor serio: mil años siguientes, Mireya ayuda segura, muy amable, suave, minuciosa,
a Sandra, muerta al sufrir mirando al susodicho mundo atrasado, sucio...
©2015 PSR
TAUTOSIGLAMA
Un tautosiglama
es un tautograma compuesto en el que las palabras que lo constituyen comienzan
con las letras del título escrito en forma de siglas, en el mismo orden que
llevan. El título del tautosiglama representa el tema que se desarrolla en el
texto. Por su naturaleza acrónima, el título queda escrito en mayúsculas.
© Patricia Schaefer Röder, 8 de mayo de
2011
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