Ayúdate, que Dios te ayudará.
“Rezar siempre ayuda. Rezar es la solución para todos los problemas; es el mejor remedio para todos los males. Si estás en apuros, reza”, decía mi madre. Era muy santa, mi madre. Y muy sabia. Santa y sabia, sí señor. Mi madre decía que todos los días se aprendía algo. Y tenía razón. Así mismito es. Hoy me tocó aprender esto a mí. Así mismo. Toda la vida fui una persona devota que asistió a la misa diaria de las seis de la mañana. Fui creyente y practicante desde que tenía memoria; así me crió mi madre. Y así crié yo a mis hijos también. Josué mi marido también era religioso. Nos conocíamos desde que éramos unos chamaquitos y pasamos toda la vida juntos. Toda la vida, en verdad. Nunca nos separamos, siempre nos quedamos en este pueblo. Aquí nacieron nuestros cinco hijos, en nuestro pueblo, que era también el pueblo de nuestros padres. De nuestras familias. De nuestros antepasados. En este pueblo; este mismo pueblo pacífico que no huyó del ejército que venía del norte. Nos habían dicho que nos fuéramos, pero no quisimos abandonar nuestros hogares. Ya sabíamos que bajaban, pero la verdad era que ellos no tenían nada que buscar aquí. Como nosotros no habíamos hecho nada malo, no teníamos nada que temer. Así que nos quedamos, rezamos mucho y confiamos en que no vendrían a nuestro pueblo. Seguro se desviarían y pasarían por otro lado. Los pueblos vecinos se iban vaciando, y nosotros orábamos para que no llegaran al nuestro. Pero esta mañana sentimos el olor a pólvora y sudor cayendo pesado como la bruma del norte. Y en medio de la nube fueron apareciendo como una jauría salvaje. Un enjambre armado y loco. Hombres que parecían animales, con las ropas sucias y las caras manchadas, mostrando los dientes en una ira centellante que brotaba diabólicamente de sus ojos enardecidos. Pero sabíamos que eran seres humanos como nosotros. Al verlos, oramos en silencio por sus almas. Eran soldados. Soldados que llegaban y mataban todo lo que se moviera. No preguntaban de qué bando era cada quien. Sólo disparaban y quemaban lo que había a su alrededor. Era como si el infierno se hubiera adueñado de la tierra y todos nosotros hubiésemos sido condenados por pecadores. Josué y yo reunimos a nuestra familia para rezar, seguros de que la oración nos salvaría. Su madre, mi padre, mi hermana Matilde y los chamaquitos; todos oramos. Oramos cuando oímos a los soldados acercarse gritando. Seguimos orando mientras el ejército bloqueaba nuestra casa. Rezamos al oler la gasolina que echaban por las paredes. Rezamos con más fervor cuando los soldados le prendieron fuego por las cuatro esquinas y el techo. Rezamos al sentir la temperatura subir y rodearnos, cubriéndonos como una frazada de lana en pleno verano. Oramos a pesar de que nuestras gargantas ardían secas y nuestra vista se nublaba. No dejamos de rezar mientras, tomados de las manos, nos ahogábamos en el humo negro, tosiendo y con los ojos llenos de lágrimas. Rezamos mientras nuestras ropas y nuestra carne se chamuscaban, nuestro cabello derritiéndose como plástico. Oramos más aún. Rezamos con más fuerza que nunca. Uno a uno fuimos cayendo. Seguíamos rezando, humillados ante las llamas enormes y desbocadas que consumían lo poco que teníamos. Nuestras cosas. Nuestro aire. Nuestra vida. Oramos hasta perder el conocimiento. Hasta perderlo todo. Rezamos hasta comprender al fin que, a veces, rezar no sirve de nada.
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huy!! que dura situación y que terrible, como muchas situaciones que ocurren diariamente aunque sin peligro de muerte pero igual, dificiles. Me gustaría que hubieran huido, se hubieran escondido, hubieran hecho algo por salvar sus vidas.. pero igual, rezando.. bueno, eso es lo que siento. (no me quería ir al trabajo sin antes visitar tu blog). Gracias como todos los miércoles..abrazo fuerte. Araceli Blanco
ResponderEliminary.. si rezamos y hacemos?..
ResponderEliminarde eso se trata exactamente: de responsabilizarnos de nuestras vidas de manera activa; no podemos esperar ni pretender que dios ni otros nos resuelvan todo. rezar no esta de mas, pero no podemos usarlo como unico remedio; siempre hay que actuar...
ResponderEliminarrecibe un gran abrazo desde boriken, amiga mia!!! :)
Recuerdo, amiga mía, que compartiste este escrito hace un tiempo. Me encantó entonces y ahora.
ResponderEliminar"A Dios rogando y con el mazo dando"... otra forma de decirlo.
Besos y abrazos. Gracias por estar.
pusieron mi pensamiento en palabras, era justo lo que pensaba mientras leía, acción y compromiso. de otro modo nada sirve de nada.
ResponderEliminarHermosa forma de describir lo terrible que puede ser la pasividad. Gracias bella!!
ResponderEliminarRezar puede ser un metodo valido cuando el miedo te inmobiliza y todo lo que te queda es canalizar la resignacion.
ResponderEliminarpuede ser, pero entonces ya te diste por vencido... y te vencieron.
ResponderEliminarCuanta razon hay en ese texto Patricia!!!
ResponderEliminarMuy bueno amiga . Pasa Que rezamos para Que dios nos muestre el camino y nuestra
ResponderEliminarnaturaleza humana terca no nos deja ver y seguimos orando y de tanto Que hablamos no
escuchamos su voz. Bella la nota nos hace refleccionar
es cierto solo no basta con orar debemos completar con obras.
ResponderEliminarrecibe un fuerte abrazo y mis recuerdos
Wow, intenso, orar calma, pero creo no solo debemos depender de ello, hay que "actuar" tambien. Esto esta bien bueno para que lo conviertas en un guion Patricia.
ResponderEliminarEs una historia bastante cruel que nos lleva a comprender que no ahí que ser tan ingenuos y que el creer esta bien para unas cosas y para otras no . saludos desde Madrid
ResponderEliminarme gusto mucho
ResponderEliminarSIN DUDA ES UNA SITUACION DIFICIL TENIAN LA ESPERANZA Y LA ORACION PERO NO ES LO MISMO MORIR CON DIOS QUE SIN EL.
ResponderEliminarSometimes we pray to hear what we want to hear, but we should listen to the still small voice and be prepare to recognize the promptings of the spirit, praying is a two way street, and a valid means of communication, allowing the connection with God to be fulfill, and only then, will we be able to recognize his intention. Salutations from Washington State. Robert
ResponderEliminarexactly, robert. praying is a two way street, and we should understand the signals that are given to us, so that we can act accordingly.
ResponderEliminarEs bueno orar y tener fé pero hay que ser responsables de nuestra vida y de nuestras acciones, no podemos quedarnos impasibles esperando ke otros resuelvan nuestros problemas debemos actuar cuando la situacion lo requiere.
ResponderEliminarPatricia me encantó, entre a visitar tu blog por recomendacion de una amiga en comun Araceli Blanco y me alegro muchisimo . Si no te importa me encantaria entrar a visitarte de vez en cuando.
Me llamo Mari Carmen y soy de Mallorca España
Te dejo un abrazo de corazón a corazon y mucha energia positiva
gracias mari carmen, es un honor que me leas!
ResponderEliminarentra cuando quieras; yo publico cosas cada miercoles...
recibe un abrazo tu tambien!
La verdad, es que no me impresiona el acto en si de esa familia pero es lo mismo que me preguntaba yo de joven, cuando veia esas escenas de el holocausto producido por los Nazis, porque no luchaban, porque se dejaban matar asi. este caso es igual,es como un lavado de cabeza, lavado interno, uno debe creer en algo para sostenerse, pero dejarse matar por un sentiminto equibocado,claro equibocado para mi, por eso no los entiendo.Yo soy cristiano pero de una forma distinta.En cuanto a la escritura, como simpre, clara, consistente,me gusto el relato.
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