LIBROS POR PATRICIA SCHAEFER RÖDER

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miércoles, 27 de mayo de 2009

FUE BUENO




Todos sabían, pero nadie dijo nada. Manuela se acercó a la multitud y la gente la saludó como siempre. Eso sí, ella notó que algunas mujeres la miraban con algo de recelo, o con rabia tal vez. Pero ella estaba acostumbrada y no le daba importancia. Los hombres la comenzaron a ver diferente desde ese día. Le decían frases seductoras y le hacían comentarios subidos de tono. A ella le encantaba el nuevo orden de las cosas; le gustaba que los hombres la desearan y no le molestaba que las mujeres la envidiaran. Lo más importante era hacer lo que le gustara y no otra cosa. Nadie le impondría nada más nunca. Finalmente era dueña de su destino. Libre y dueña de sí misma; ella en su totalidad. La alegría la embriagaba y no podía dejar de sonreír. Era feliz. Feliz. Feliz. Ya no dependía de nadie; nadie la amarraría más. Se habían roto las cadenas. De ahora en adelante viviría su vida como ella quisiera. Ella por siempre y para siempre. Siempre queriendo lo bueno. Siempre lo bueno. Lo bueno. Fue bueno que sucediera aquello que todos supieron pero que callaron forzosamente. Fue bueno que más nunca nadie hablara de eso. Fue bueno que ella estuviera en la tienda del gallego cuando su cuñada llamó a la policía. Fue bueno que el oficial se hiciera de la vista gorda al encontrar el cuerpo de Efraín en el sofá con la boca llena de espuma. Fue bueno que ella tirara el resto de las habichuelas por el inodoro. Fue bueno que Efraín se quemara en la hoguera del infierno. Fue bueno que ella tomara la decisión. Fue bueno que la llevara a cabo. Fue bueno que lo lograra. Fue bueno que todos la apoyaran. Fue bueno que Manuela ya no se llamara Manuel. Fue bueno que nadie dijera nada.


© 2007 PSR
 

** "Fue bueno" obtuvo Mención de Honor en el 1er. Certamen Nacional de Poesía, Cuento y Ensayo de la American University of Puerto Rico en Manatí, Puerto Rico 2009. 

"Fue bueno" aparece en Yara y otras historias, por Patricia Schaefer Röder 
©2010 PSR
Ediciones Scriba NYC, 2010 
ISBN 9781732676718 
 
A la venta en Amazon.com 
 
 



miércoles, 13 de mayo de 2009

BEING A WOMAN

I am a woman and I can't stop being amazed by that.

Being conscious about my female condition fills me with different feelings and sensations that complement each other to form something so complex and beautiful that it becomes difficult to explain with words. 
 
I am a woman and I am happy about it. Because each of us has in her something of a mother, a partner, a friend, and a girl. Because we are passionate, understanding and noble. Because we are fighters and we are capable of doing many things for our children, for our partner, for our family. Because we are self-sacrificing and we can do unforeseen things if we feel they are worth it. Because we love, we feel, we believe and we reason in a particular and unique way. Because our body is wonderful; we can love, give life and feed that life afterwards. Because from us comes the life that will survive us, life that is the continuation of ours. Because, although we are capable of receiving, we are never too tired to give. Because we are the spiritual and moral support of our families. Because we can carry unbelievably heavy loads, yet still have an encouraging word for someone who is tired. Because we resist succumbing; we always look for the way of persevering despite the difficulties. Because our soul is full with flowers. Because we can alleviate the pain of others with tenderness. Because we can change the course of events with our presence. Because our love is capable of achieving the impossible. Because we feel deep inside. Because we love with no condition; we devote ourselves totally, and we are loyal to our love. Because when we love, we do it with all our senses, with body and soul. Because we are the oasis for our partner. Because we are patient and tolerant. Because we go after our goals without excluding the ones we love. Because with only a smile, we can make others happy. Because in our heart is plenty of space for those who are around us. Because we take care of our children and we prepare them for life optimistically. Because we are capable of giving our own life for that of our children. Because we are sensitive. Because we live our femininity in a natural way. Because we like compliments when they have a reason. Because, being conscious of all this, we know we are strong and nevertheless we are sensitive. Because, although we are professionally on the same level as men, we like to be respected and treated as women in the only valid sense. Because we don't need to constantly demonstrate how much we are worth; it is a fact and everybody knows it. Because of all this, it becomes so beautiful and fascinating living our existence plentifully; because we are important and essential. We should never forget it and we should by no means hide it: we are women and we have to be proud of it.
 
 
© 1995 PSR 
 
 

jueves, 7 de mayo de 2009

LAS MADRES TAMBIÉN SOMOS SERES HUMANOS

(Sí, ya sé; no sólo las madres somos seres humanos, también los padres lo son. Pero en esta oportunidad me ocuparé sólo de las madres, en vista de que soy una de ellas).

En realidad, casi todas las mujeres tenemos algo de madres. Está en nuestra naturaleza cuidar de alguna manera de alguien o de algo. No hay que tener hijos para poseer este instinto y desarrollarlo. Vaya entonces este escrito a todas aquellas mujeres que son madres en el sentido más amplio de la palabra.

Antes que nada, las madres somos mujeres. La gran mayoría de nosotras fuimos mujeres antes de ser madres. Teníamos una vida propia con metas personales, sueños y anhelos, entre los que también figuraba, en muchos casos, formar una familia. Aquellas mujeres que tenemos una familia sabemos lo difícil que puede resultar encontrar unos minutos de tranquilidad para una misma, en una etapa de la vida en la que todas las responsabilidades parecieran girar alrededor de nosotras como una espiral descendente, cayendo al final con todo su peso justo encima de nuestras cabezas ya embotadas por las preocupaciones diarias.

Somos madres y queremos a nuestras familias. Los hijos, la pareja, los familiares –padres, hermanos, abuelos, tíos y otros– forman parte de nuestras vidas y son importantes para nosotras. Tenemos el deber de atender a sus necesidades y de estar allí para ellos, y generalmente lo hacemos con gusto. Sentimos la obligación de ayudarles en todo lo que se proponen, criamos a nuestros hijos de la mejor manera que podemos y cuidamos de niños y ancianos con el mismo esmero. Además de todo eso, generalmente nos toca mantener el orden en la casa y la familia. Y como todo el mundo sabe, el trabajo de la casa no termina nunca; ni siquiera cuando se tiene ayuda para ello. Siempre hay mil cosas de las cuales debemos estar pendientes: las necesidades básicas de alimentación y vestido, el orden de la casa, la salud, las cuentas, la escuela, las tareas, el ocio sano, el esparcimiento y los compromisos de todo tipo. Obviamente, para que todo esto funcione se requiere una buena organización del tiempo. Ah, el tiempo… El tiempo es el recurso que por lo general tiende a escasear más en la vida diaria de cualquier persona citadina como yo.

Somos muchas las mujeres que aparte del trabajo del hogar también desempeñamos un trabajo profesional. En estos casos la distribución del tiempo resulta vital si queremos mantener algún rastro de cordura en nuestras vidas. Tenemos que estar bien organizadas para poder hacerle frente al día a día de manera eficaz. Todas sabemos que no es fácil; si no tenemos cuidado, la calidad de nuestra labor puede verse afectada, ya sea en el hogar o en el trabajo. Y como esto no nos gusta, hacemos de tripas corazón para que nos rinda el valioso tiempo, el recurso no renovable más importante que tenemos. Resulta importante entonces definir nuestras prioridades para decidir qué cantidad de tiempo podemos concederle a los diferentes aspectos de nuestras vidas: la familia, la pareja, el trabajo y la casa. Así, organizamos las horas de que disponemos en la forma más justa que encontramos, y vivimos de esa manera y a ese ritmo por una temporada que puede ser más o menos larga, hasta que nos damos cuenta de que hay un problema con la ecuación anterior: ¡no nos incluimos a nosotras a la hora de repartir el tiempo!
Es muy fácil olvidarse de una misma cuando se tienen mil obligaciones diarias y sólo se dispone de 24 horas cada día para resolverlas. Generalmente se tiende a dar mayor prioridad a las cosas de los demás y a dejar las de una para “cuando tenga más tiempo”. Ésa es la trampa más frecuente del ritmo de vida acelerado que llevamos las mujeres de las ciudades: creer que más tarde tendremos tiempo para nosotras. Resulta que ‘más tarde’ suceden otras cosas que requieren nuestra atención, y así volvemos a perder la oportunidad de hacer lo que teníamos pensado inicialmente.

Necesitamos tener un tiempo para respirar en paz. La falta de tiempo causa estrés, ansiedad y angustia. Cuando sentimos que aumenta la presión, nos ponemos más nerviosas y perdemos la paciencia con mayor facilidad, pudiendo incluso llegar a experimentar una sensación de hastío. Admito que esto me sucede de vez en cuando, sobre todo cuando tengo mucho trabajo y me tengo que trasnochar varias veces seguidas. Estoy consciente de que me encuentro lejos de ser la madre perfecta, pero también sé que intento hacer todo de la mejor manera que puedo. Al igual que el resto de la gente, las madres necesitamos aire. Tenemos que poder disfrutar de ratos libres para hacer catarsis, o para utilizarlos en actividades creativas o de esparcimiento. Nosotras también nos merecemos un tiempo propio en el que podamos decidir simplemente no hacer nada, si eso es lo que se nos antoja. Tenemos el derecho a realizarnos y a ser felices sin necesidad de sentirnos culpables. No por esto dejaremos de querer y de cuidar a nuestras familias. Al fin y al cabo, las madres también somos seres humanos.


©2005 PSR

domingo, 3 de mayo de 2009

MADRE

eres la ola que rebasa el dique
de mis párpados
soy tu reflejo indomable
me veo en tu alma y pienso:
¡no puedo hacerlo!
no quiero hacerlo

es inútil
te amo por lo que eres
un arco iris de flores
hacendosas productoras de néctar
que los pájaros roban
las abejas usan
sin permiso
lo transforman
te dejas robar
no quiero ser igual
no puedo ser igual
¡quiero ser yo quien fabrique la miel!
al fin y al cabo
siempre lo fui

yo también robé tu néctar

pasan los días
pasan todos los momentos del mundo
pasa adelante el polvo
que añeja mis recuerdos
sigo allí
viendo el espejo
reconociendo tu mirada

fuimos una
hace siglos
una se desdobló en dos
otra se volvió a desdoblar
somos tres

eres el pensamiento alado
preso de las circunstancias
los grilletes
no te dejaron alzar el vuelo
tu alma escapaba
de cuando en vez
pero siempre regresó

sentiste tu pasado
acaricias el presente
tiernamente
ahora
hazte eco del futuro
¡por favor!
lo necesito.


©2007 PSR