“…Intento recordar el día de ayer. ¿Qué pudo haber ocurrido para que
yo esté tan agotado hoy? Como todos los días, me levanté temprano para ocuparme
de Sañoso e ir a trabajar. Entré a la cocina abriendo la puerta con el pie.
Justo en ese instante salió una maldita cucaracha de debajo del gabinete, y la
pisé con el otro pie, el derecho. La pisé con tanto odio y con tanta violencia
que se le salieron las tripas, quedando desparramadas por un trecho de suelo
cerca del mueble. ¡Cómo odio a las cucarachas! No soporto pensar en su
existencia sucia, casi rastrera, metiéndose entre la basura, entre los huecos
sucios y malolientes, entre los escombros oscuros, entre los gabinetes de mi
cocina. No sé si odio más a las cucarachas o a las ratas, lo cierto es que
estoy seguro de que esta cucaracha no vivió después de nuestro encuentro. La
maté con odio, la maté con un placer sádico de ver las tripas saliéndose de su
cuerpo acorazado. Cómo las detesto; no puedo pensar que sean siquiera seres
vivos, a los que generalmente respeto tan sólo por el hecho de que viven. No.
Con las cucarachas no me pasa eso, no siento el más mínimo respeto por su
inmundo ser. Además, transmiten enfermedades. Hay gente que dice que las
cucarachas son tan limpias o sucias como sea la casa de uno, pero, ¿y qué pasa
con las que entran desde la calle? Además, aunque la casa esté limpia, si la
cucaracha se cría en un basurero ¿cómo va a ser limpia? Es imposible. No, las
cucarachas son sucias y esa es la realidad. No creo que haya un ser más bajo
que ellas, y sin embargo, si hay algún cataclismo, las cucarachas son las
únicas que lograrían sobrevivir. ¿Será que en el fondo les tengo envidia? ¿Será
que yo también desearía poder sobrevivir a un cataclismo? No lo sé, no puedo
estar seguro de eso. Sólo sé que las cucarachas son asquerosas y nada más.
Nunca he podido verlas de otro modo, ha sido así desde que era niño. Apenas las
veía, corría en dirección opuesta, preso de un frío que me bajaba desde la nuca
hasta el coxis, erizándome la piel en una manifestación del más puro terror y
asco que se puede sentir ante cualquier estímulo. Pero ahora, la cucaracha, la
cucaracha, ya no puede caminar…”.
Fragmento de "De mañana" ©2006 PSR
"De mañana" aparece en la antología Yara y otras historias,
de Patricia Schaefer Röder.
Ediciones Scriba NYC
ISBN 978-0-9845727-0-0
ISBN 978-0-9845727-0-0