Hoy doy gracias por mis bienes más preciados;
los que más valen y no tienen precio.
Doy gracias por el tiempo que he tenido hasta
ahora y por el que me queda; por mi respiración y por este cuerpo sano que
acompaña a mi espíritu.
Estoy agradecida por la pasión que me
llena, impulsándome a lograr mis metas y por el instinto que me hace buscar
nuevas oportunidades. Por todo lo que he alcanzado, por los buenos recuerdos
que pintan una sonrisa en mis labios y en mi alma. Por mis sueños y esperanzas,
que son las semillas de mis proyectos futuros. Por despertar cada día con ideas
nuevas, por las ganas de llevarlas a cabo y por la seguridad de lograrlo. Doy
gracias por tener la suerte de poder trabajar en lo que tanto me gusta y
disfruto.
Hoy y siempre, agradezco a los ángeles
que me protegen y no se apartan de mí. Doy gracias por tener un esposo que me
ama de verdad y me respeta profundamente; por mis hijos y su amor total,
desinteresado e incondicional; por mis hermanas que me apoyan y por los
familiares que aún me acompañan.
De corazón, doy gracias por tener amigas
que me quieren y se dejan querer, que están de mi lado, que me animan y no me
abandonan. Agradezco a todos los que me aceptan y me aprecian como soy,
permitiéndome relacionarme con ellos e intercambiar ideas y opiniones.
Estoy agradecida de poseer este cariño
puro que llevo dentro y que pongo en todo cuanto hago. Doy gracias por ser
capaz de vivir el amor real, que me eleva, me hace desear ser mejor cada día y buscar
nuevas formas de ayudar a los demás.
Gracias a aquellos que me regalan una
sonrisa y a las almas brillantes que iluminan todo a su alrededor. A quienes me
enseñan y me ayudan, y a aquellos que se dejan enseñar; y sobre todo, a la
gente agradecida que me permite ayudar.
Agradezco inmensamente a mis padres por la
constancia y la tenacidad que aprendí de ellos. Por los valores reales que me
inculcaron, llenando mi corazón de amor, respeto, honestidad, aceptación y
solidaridad; sin espacio alguno para el rechazo, los resentimientos, los rencores
ni el odio. Les doy las gracias por haberme dado alas para alcanzar la libertad
total de pensamiento y obra que me permite realizarme como ser humano y vivir
mi vida a plenitud.
Hoy y siempre, doy gracias por poseer el
raciocinio que me proporcionó una educación objetiva, amplia y sin prejuicios;
esta capacidad que me hace respetarme a mí misma y me permite ver las cosas con
claridad para tomar mis propias decisiones, sin tener que obedecer órdenes a
ciegas impuestas por cualquier persona, organización, cultura o tradición, y que
a la vez me deja ser tolerante sin que nada me escandalice.
Estoy agradecida por mi sensibilidad y por
la dicha de tener sentimientos profundos y poder vivirlos intensamente; por la
alegría y los suspiros, y por aquellos instantes que me hacen cerrar los ojos,
dejándome sin aliento.
Agradezco tener la capacidad de asombro
que llevo tatuada en mi alma, cual mancha de acero. Doy gracias por poder usar
mis sentidos para disfrutar el rocío salado con aroma marino que me envuelve en
su murmullo y ver las estrellas fugaces saltando en el cielo oscuro. Por saber
valorar el sol, la lluvia y el aire limpio, espejos de la belleza de la
naturaleza todos los días de mi vida.
Así, doy gracias por la felicidad y la paz
que viven dentro de mí, recordándome siempre que la vida es bella y me acompañan
a dormir cada noche con la conciencia tranquila, teniendo la certeza
contundente de que todo estará bien.
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