miércoles, 3 de agosto de 2011

YARA Y YO

Dicen por ahí que no existen las casualidades, que el universo tiene el mando y el destino la última palabra. Tal vez eso sea lo que nos sucedió a Yara y a mí; de alguna manera estaba escrito que nuestros caminos se cruzaran en esta época de la vida.

Desde siempre he sabido de la existencia de Yara, aunque no la conocía en persona. Ella es la mujer verde que se sabe parte del mundo natural y espiritual, y siente en su propia carne el desgarramiento doloroso que van sufriendo instintos, intelecto y espíritu, deshumanizando su esencia. Yara es el alma libre que necesita regresar a la naturaleza para fundirse entera en ella.

Por mi parte, solo puedo decir que Patricia Schaefer Röder es una mujer. Una mujer con todo lo que eso implica; una diversidad de facetas, como siempre nos ha tocado desempeñarlas y nos seguirá tocando. Comenzamos siendo hijas, hermanas, sobrinas, primas, amigas y compañeras. Más adelante vamos agregando ingredientes y nos volvemos profesionales, parejas, madres, tías, suegras, abuelas; algunas incluso se vuelven jefes. En mi caso, todas estas realidades se mueven en medio de la esencia de una mujer apasionada que siente de manera muy intensa cada instante de su vida, aunque no siempre lo muestre. Una mujer que no se define a sí misma por ninguna de sus facetas en particular, sino como un ser que va más allá incluso de la suma de todas esas realidades: el alma libre de Artemisa o Diana La Cazadora. Y en ese punto exacto, que abarca toda mi esencia, Yara y yo nos volvemos una. Ahora me doy cuenta de que siempre ha sido así. Quizás sea por eso que algunos dicen que yo soy Yara e incluso me llaman por ese nombre…

Yara me ha mostrado una parte de mí que desconocía; la capacidad para difundir un mensaje, mi mensaje, a un público interesado. Me ha animado a hacer mil cosas que nunca antes me pasaron por la mente; entretener a un gran número de personas y darles algo en qué pensar; tal vez incluso ayudarlos a conocerse mejor. He hablado sobre temas insospechados, he mirado dentro de mí para responder alguna pregunta y tenido el privilegio de escuchar las anécdotas de los demás. Y todo esto sucede en sitios especiales donde nunca hubiera imaginado hablar en público algún día. Definitivamente le agradezco a Yara haber disfrutado momentos interesantes, placenteros y hermosos junto a tanta gente bella.

Yara es la maravillosa compañera de viaje con quien he traspasado muchas fronteras –físicas y espirituales– acercándome a personas fascinantes y desconocidas para mí, pero que también ha propiciado mi reencuentro con gente importante y querida de los diferentes capítulos en la novela de mi vida.

Junto a Yara he vuelto a descubrir en primera persona que de una u otra manera, necesito respirar en libertad para ser feliz. Yara me ha servido de eco y espejo, mostrándome las melodías y los reflejos genuinos, esenciales, de mi propio ser. Para mí, Yara es la aventura que se vive apasionadamente, sin llegar nunca al final.


©2011 PSR


**Ya pueden ver las fotos de la presentación del libro en Facebook http://on.fb.me/nRaGMU o en Picasa http://bit.ly/rnlXmf

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